Un hombre que se enfada en su puesto de trabajo puede perfectamente ser admirado por ello, pero una mujer que muestra ira en su empleo es susceptible de ser considerada como "fuera de control" e incompetente, según un estudio presentado el viernes.
Lo que es más, el hallazgo podría tener implicaciones para Hillary Clinton en su intento de convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos, según su autora, Victoria Brescoll, una académica de la Universidad de Yale.
Su investigación "When Can Angry Women Get Ahead?" ("¿Cuándo pueden avanzar las mujeres que se enfadan?") destacó que el año pasado un líder republicano describió a Clinton como "demasiado enfadada para ser elegida presidenta".
Investigaciones previas habían indicado que el enojo puede comunicar que un individuo se siente con derecho a dominar a otros y por ello, quizás lo sea. Pero en un documento que se va a hacer público en una conferencia este fin de semana, Brescoll dijo que esos estudios se centran en hombres.
Brescoll llevó a cabo tres pruebas en las que hombres y mujeres escogidos al azar observaron vídeos de una entrevista laboral y se les pidió calificar el estatus del candidato y asignarle un salario.
En uno de ellos, los guiones fueron idénticos, excepto un momento en el que un candidato demostraba sentimientos de enfado o tristeza por haber perdido un negocio debido al retraso de un colega en una reunión.
Los participantes otorgaron el mayor estatus al hombre que dijo estar enojado, el segundo a la mujer que dijo estar triste, ligeramente menos al hombre que señaló estar triste y en el último lugar, por un margen considerable, la mujer que afirmó que estaba enfurecida.
El salario medio que se asignó al hombre enfurecido rozaba los 38.000 dólares (29.000 euros), en contraste con los cerca de 23.500 dólares (17.200 euros) de la mujer enfadada y los alrededor de 30.000 dólares (23.000 euros) de los otros dos candidatos.
"Es una actitud inconsciente", dijo Brescoll. "La gente difícilmente se da cuenta de ello".
Brescoll explicó que los resultados revelaron una "difícil paradoja" para las mujeres trabajadoras: mientras que la rabia puede servir como una poderosa herramienta para lograr un estatus laboral, las mujeres pueden tener que comportarse con calma para ser vistas como racionales.
Claudia Parsons
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