24 de noviembre de 2024
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El síndrome Armani

El síndrome Armani

Las compañías invierten millones de dólares en el desarrollo de sus marcas y de sus campañas promocionales. El nombre de Coca-Cola vale 67 mil millones de dólares, Microsoft vale 53 mil, Toyota vale 22 mil… y estoy hablando sólo del valor de la marca.

De la misma manera se invierten cantidades millonarias para identificar qué atributos quieren que la gente –el mercado– identifique con el nombre del producto o servicio. Así el nombre de Mercedes Benz significa elegancia y lujo, y el de Niké significa deporte, acción y energía.

El poder de estas campañas publicitarias es tan grande que la gente paga por portar un nombre que no es el suyo.

Esta situación me llevó a escribir este artículo que describe una enfermedad social –por así decirlo– que me llegó a afectar bastante, sobre todo durante mis años de adolescencia.

Qué difícil es determinar el verdadero valor de nuestro propio nombre cuando todo allá fuera nos empuja a adorar nombres desconocidos.

¿Te gusta mi pantalón?…es Armani.

Hace unos meses me encontré con una amiga. Estaba vestida con un pantalón y una chaqueta cubiertos por el estampado de un nombre; se podía leer MOSCHINO. Le comenté que se veía muy guapa, ella me agradeció el cumplido y yo enseguida le pregunté:

¿Cuánto te paga Moschino por patrocinar su marca?

Se rió nerviosamente y me dijo que me dejara de bromas. No estaba bromeando.

He de confesar que durante años estuve influenciado por el poder de las marcas. La “necesidad” de vestir, manejar o portar un nombre que no es el mío. ¿Con qué propósito?

Desde muy niños en los colegios se escuchan preguntas como: ¿Qué coche tiene tu padre? En mi época era llevar zapatos “Sperry”, camisetas “Spud Maquenzie” o “T&C”.

Yo me acuerdo que sufría enormemente cada vez que les pedía algo a mis padres y me decían ¡NO! “Pero papá se van a reír de mí” y así sucedía.

Las burlas y comentarios sufridos en los colegios son enormes. Rechazo y segregación que crecen contigo año tras año. En la universidad no se trata solamente de lo que opinan los demás, ahora es también contigo mismo. “Qué vergüenza invitar a salir a una chica si es  que no tienes un buen coche”. “Cómo voy a asistir a la inauguración de una discoteca sin una camisa de Versace”.

Llega un momento que nos sentimos mal si no vestimos o tenemos ciertas cosas; se convierte en una “necesidad” que, por supuesto, NO es necesaria.

¿No crees que cuanto más necesitamos de las cosas menos libres somos?, ¿Acaso no es volverse dependiente?. ¿Significa que si no vestimos de cierta manera es imposible sentirse seguro o cómodo antes los demás?

Esta “necesidad” está siendo sembrada desde muy temprana edad en nuestra sociedad a través de los medios de comunicación.

¿Acaso las marcas representan una manera más de agregar un significado a nuestra vida?

Un  listado de nombres y colores que desfilan por la calle. Hoy por hoy no es cuestión de comprarse un traje, es cuestión de comprarse un “Armani”.

Para una gran mayoría, el vestirse, transportarse, ver la hora, no es el objetivo final. Ya no sólo es importante la calidad o la comodidad, ahora importa el “nombre”.

Si el propósito es vestirse bien y nosotros “vestimos” el pantalón, no tenemos problema alguno; si el pantalón nos “viste” a nosotros, y nos sentimos más seguros o pensamos que obtendremos más aceptación por el nombre que llevamos en el estampado o etiqueta, es posible que tengamos un problema de autoestima.

Si te das cuenta de que eso es lo que te está sucediendo, significa que es un buen momento para detenerse y meditar con respecto a tus planes y objetivos en la vida. La inseguridad está intimamente relacionada con el no saber quién eres y a dónde vas.

San Francisco solía decir: “Necesito pocas cosas y las cosas que necesito las necesito poco".

Lo importante no es la ropa sino “el perchero”. Los valores, cultura, personalidad, carácter, amabilidad, simpatía… son accesorios que nunca pasarán de moda y que visten a una persona mejor que cualquier marca.

Durante mis conferencias procuro preguntarle a la gente cuál es la marca que más influye en su vida. Los nombres desfilan en distintos tonos, colores y sabores: Apple (Ipod), Avino, Volkswagen, Levis, Microsoft, etc.

¿Cuál es tu nombre?

La marca más influyente en tu vida debe ser tu propio nombre. Si te pones a pensar en tu nombre, es una marca, y ligado a él están los atributos con que la gente nos identifica, porque a través de los años hemos promocionado dichos atributos con nuestras acciones.

Marcas –nombres- como Gandhi, Martin Luther King, la Madre Teresa  o Jesucristo nunca pasarán de moda. Los atributos relacionados con sus nombres están latentes en nuestra sociedad.

¿Tienes algún síntoma?

Si crees que padeces el sindrme Armani, no te preocupes, la cura existe y está dentro de ti.

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