-
Hay muchas personas cuya emoción básica en el trabajo es la resignación: “las cosas son así, yo no puedo hacer nada para cambiarlas”.
-
Cambiar la historia que nos contamos es una buena vía para modificar nuestros comportamientos presentes en el trabajo.
Probablemente el lenguaje es el eslabón perdido entre el hombre y el mono, de ahí que no se encuentre. Pensadores de todos los tiempos se han preguntado cómo es posible que todos los grupos de humanos, aún estando aislados, hayan desarrollado un lenguaje. La respuesta es que aquellos que no lo desarrollaron, no consiguieron coordinarse suficientemente y evolucionar; su fuerza como especie incipiente fue menor, la capacidad de adaptación a los distintos retos fue insuficiente y se extinguieron.
Este artículo pretende ofrecer un punto de vista para comprendernos y permitirnos evolucionar desde esta característica de nuestra especie.
Cuando alguien nos habla de su situación actual, nos cuenta una historia de sí mismo que compone su identidad en ese momento. Pero no lo hacemos de cualquier manera. La historia que nos contamos intenta hacer coherente nuestro comportamiento presente –y las emociones que sentimos-.
Cuando nos sentimos mal en una situación, sólo vemos aquellos aspectos que reafirman nuestra postura, esta coherencia, a pesar de suponer un mecanismo de protección, nos inmoviliza al cambio. Por tanto nos metemos un círculo vicioso, mis emociones condicionan la historia que me cuento y la historia que me cuento reafirma mis emociones.
Hay muchas personas cuya emoción básica en el trabajo es la resignación: “las cosas son así, yo no puedo hacer nada para cambiarlas”. Esta emoción y su historia asociada, hace que nos comportemos como si realmente no pudiésemos hacer nada y busquemos indicios que confirmen nuestra emoción y realimenten nuestra historia. ¿Le suena?
Cambiar la historia que nos contamos, es una buena vía para modificar nuestros comportamientos presentes.
Hay que disponer de una historia personal, que sea real y positiva, basada en nuestro mejor pasado y algo más importante aún, que contenga el qué queremos ser y lo que queremos conseguir, nuestra identidad tiene que nutrirse, de forma equilibrada del pasado y el futuro.
Hay personas cuya historia de pasado conlleva sentimientos poco productivos, resentimiento, culpa, indignación o remordimiento. En estos casos es importante reescribir la historia que contamos de nosotros mismos sin faltar a la verdad. Aceptando episodios poco positivos, reconciliándonos con el pasado, viviendo el proceso del duelo.
Siendo cierto lo anterior, nuestra propuesta pasa porque nuestra historia se componga principalmente de nuestro futuro, al fin de cuentas, somos nuestro pasado y pero también somos el tiempo que nos queda por vivir; esto último es lo único que podemos cambiar.
La historia es una historia de éxito, en la que se explica desde el futuro como se resolvió el pasado. Es una narrativa literaria que nos cuenta los caminos, las situaciones, los problemas que resolvimos, además de la meta.
La historia se crea como reflejo de la visión personal sobre lo que vamos a conseguir, los caminos que vamos a explorar, que vamos a aprender para estar mejor preparados ante los cambios, las dinámicas de desarrollo que nos ayudarán a evolucionar, la forma de crear relaciones con alto nivel de compromiso, etc.
Una de las ventajas de las historias es que siempre cabe mucho: el resultado, cómo se llega hasta él, cómo se superaron los imprevistos en el camino, lo que hemos aprendido al avanzar, cómo somos para poder hacer todo esto, cómo conseguimos llegar a ser así, las emociones que sentimos en las distintas situaciones, los cambios de paradigma que fuimos adoptando, las incertidumbres a las que nos enfrentamos, cómo resolvimos los conflictos y cualquier cosa que ayude a sentir lo que queremos hacer.
Nos ayuda a entender lo complejo, que no es lo mismo que lo difícil. Cuando leemos un thriller con una trama extensa estamos leyendo una historia compleja que entiende casi todo el mundo. Entendemos la novela desde los hechos, los datos, las relaciones, los sentimientos que explican lo que hace cada uno. ¡Que difícil sería explicarlo desde un informe de PowerPoint! Además nos ayuda a expresarnos en niveles distintos de los que lo venimos haciendo. Todos estamos acostumbrados a expresar nuestras sensaciones sobre una historia, ya sea libro, película o cuento, desde estas conversaciones podremos aclarar dudas, proporcionar apoyos, aclarar lo no dicho, o tener en cuenta cuestiones olvidadas.
Crear una historia genera cierto ambiente lúdico que alienta la emoción que sentimos, la creatividad y el deseo de cambio.
1 comentario en «Somos la historia que nos contamos»
Muy buen artículo y excelente esposición expresada.
Pues, está en consonancia con la creencia que dice: » No te preocupes por lo que has sido,sino por lo que podrías llegar a ser…
Gracias,por la publicación.
Un saludo cordial
Los comentarios están cerrados.