En los últimos años, uno de los términos mas utilizados es calidad. La calidad como concepto y estrategia, y, por desgracia, en ocasiones, como moda, se ha apropiado del empeño de los directivos, los objetivos de las organizaciones y el fundamento de los procesos empresariales.
Desde que hemos “descubierto” que la calidad se define, mide y expresa a través de la satisfacción del cliente, se han condicionado los procesos y funciones en la empresa al incremento de los niveles de calidad, de modo tal que estos garanticen la satisfacción y fidelización del consumidor. Por suerte también hemos “descubierto” que además del cliente externo existe otro cliente denominado interno: los propios trabajadores; sin cuya implicación, con la formación y motivación apropiada, sería imposible asegurar dichos niveles.
En cuanto al personal de las empresas, parece ser que la calidad finalmente también se ha apropiado del empeño de los responsables de dirigir y gestionar su formación. Si bien es cierto que en algunas empresas aún existen directivos, que ya sea por desconocimiento o por falta de credo, no facilitan todos los recursos y medios a su alcance para el desarrollo profesional de sus trabajadores, en general en el entorno empresarial se aprecia un incremento de la preocupación por la formación y del reconocimiento de su valor como motor y sostén de la excelencia.
Sin duda la formación en las empresas está cambiando, en mayor o menor medida, pero cambia, se mueve, mejora. Y en este afán de mejora se están emprendiendo nuevos caminos, algunos totalmente novedosos, otros en parte ya conocidos. Lo cierto es que el resultado es válido y alentador. Se andan nuevos caminos en busca de la calidad, aún cuando el recorrido es arduo y probablemente no todas las vías que hoy se inician lleven a ella.
Dicho de otro modo, actualmente se aprecian nuevas tendencias en la gestión de la formación en la empresa, que persiguen el desarrollo de las competencias de los trabajadores y su satisfacción, así como el crecimiento y estabilidad de la organización.
Algunas tendencias de la formación en las empresas
Entre estas nuevas tendencias, en primer lugar podemos resaltar la preocupación, cada vez más creciente, por desarrollar una formación que permita la puesta en práctica en los puestos de trabajo, de los conocimientos adquiridos en las aulas. Preocupación e interés que se refleja en el desarrollo de técnicas e instrumentos que permiten medir la transferencia y el impacto de la formación.
Ya en muchas empresas el indicador fundamental del éxito de la formación comienza a dejar de estar relacionado exclusivamente con el número de horas impartidas, en beneficio de los indicadores que reflejan o miden la eficacia y el impacto de la misma. No se trata de cuanta formación se desarrolla, sino de la utilidad de la misma.
Relacionada con esta primera, encontramos una segunda tendencia: la combinación de la metodología tradicional de formación con nuevas metodologías de aprendizaje. Siete horas en un aula aprendiendo con un profesor puede ser una formación válida, pero no para el desarrollo de todas las competencias. En este sentido, cada día son más las empresas que utilizan diferentes metodologías y técnicas formativas que combinan la teoría con la resolución de problemas e incluso el aprendizaje con la vivencia de experiencias. Algunas de estas técnicas son: el outdoor training, el coaching, el mentoring, la aplicación del teatro a la formación, el aprendizaje a través de contar historias, etc.
Estas metodologías “no tradicionales” además de facilitar el desarrollo de competencias también fomentan la motivación y el interés del personal por la formación.
Otra tendencia que podemos mencionar es la utilización de las nuevas tecnologías en la formación. El desarrollo y aplicación de las tecnologías de la información propició el surgimiento de una nueva modalidad de formación, el elearning. Actualmente el elearning permite desarrollar una formación más flexible que favorece el acceso de los trabajadores y enriquece las vías y posibilidades de aprendizaje. Muchas empresas ya aplican esta modalidad para el desarrollo de su plan de formación, ya sea en el desarrollo de cursos totalmente en elearning o mediante la combinación de elearning con formación presencial; modalidad denominada mixta o b-learning.
Por otra parte la utilización de las nuevas tecnologías ha facilitado la gestión de la formación sobretodo en cuanto a planificación, seguimiento y control, lo que supone una importante ayuda a los departamentos y profesionales de la formación.
Por último resaltaremos otra tendencia directamente relacionada con el “descubrimiento” del cliente interno: la formación encaminada al desarrollo personal. Se trata de acompañar la oferta formativa; tradicionalmente compuesta por cursos relacionados con las competencias vinculadas al puesto de trabajo; con otros cursos que no guardan relación directa con el desempeño de las funciones laborales sino que responden y potencian el desarrollo personal del trabajador y por ende su motivación. Esta formación, dirigida a satisfacer los intereses personales incide notablemente en el incremento de la valoración de la formación y de la organización, así como en la mejora del clima laboral.
Todas estas tendencias, además de otros muchos cambios, responden a la demanda actual en el entorno empresarial: el incremento de la eficacia de los procesos y su impacto en la satisfacción de los clientes. La formación también debe aportar beneficios demostrables, debe convertirse en pilar del desarrollo y bienestar del personal y la excelencia empresarial. Para ello urge recorrer esos caminos arduos, que ya muchas organizaciones han emprendido, en busca de la calidad.
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