Uno de mis clientes, al finalizar el proceso de coaching en el que habíamos empleado 6 sesiones, me dijo que tenía la sensación de que era él el que prácticamente había estado hablando todo el rato. Le contesté que así había sido, y que eso era lo normal y lo lógico en un proceso de coaching.
Y es que en el coaching, el tiempo que el Coach emplea en escuchar debe ser la mayoría. Digamos que el tiempo dedicado a escuchar típico podría estar entre un 70 y un 80 por ciento del total. Escuchar no es sencillo. El impulso natural de las personas suele ser hablar, más que escuchar. Nos gusta hablar, nos gusta expresarnos, decir lo que queremos y hacérselo saber a los demás. Esto depende de las personas, pero lo normal es que se prefiera hablar a escuchar.
El Coach debe practicar lo que se llama escucha activa. Esto requiere, en primer lugar, estar concentrado en lo que nos están diciendo y tomar lo que nos dicen con interés. Apreciamos lo que nos dicen por dos razones: porque apreciamos a la persona que nos está hablando y porque consideramos que lo que nos dicen nos enriquece, nos aporta, nos transmite experiencia y conocimiento.
Esto debe ser así independientemente de que estemos o no de acuerdo con lo hablado. Si estamos de acuerdo, es probable que el punto de vista del otro nos esté dando un matiz y enriqueciéndonos, completando nuestro punto de vista. Si no lo estamos, podemos entender la posición de la otra persona y sus argumentos.
En el coaching es esencial escuchar. En realidad es lo fundamental que debe hacer un Coach. Hay que escuchar las palabras, que transmiten ideas pero además hay que escuchar las sensaciones, las emociones, que están por debajo del discurso. En una reciente conferencia organizada por Aecop, Halina Brunning planteaba el tema de trabajar debajo de la superficie (Working below the surface)1. Lograr que el coachee verbalice esas emociones es otra parte esencial del trabajo del Coach.
La otra parte fundamental del trabajo del Coach es preguntar. Pero las preguntas no salen por generación espontánea. Salen del coach como reacción a la información que está recibiendo por parte del coachee.
En el mundo de la empresa de hoy, en el que las cosas se mueven a una gran velocidad para un directivo es importante poder hablar con alguien que te escuche. Si ese alguien es un Coach, que te devuelve de forma inteligente tus propias reflexiones, el resultado suele ser muy productivo.
Ese proceso de reflexión, enriquecido por la experiencia y canalizado hacia la búsqueda de las respuestas adecuadas, le puede ser a ese directivo de una gran utilidad. La diferencia puede estar entre la clarividencia que una persona tiene tras haber reflexionado, sistematizado y contrastado una reflexión propia y la que esa misma persona puede tener con un pensamiento, intuitivo y muchas veces errático y poco elaborado. En el mundo de los negocios de hoy puede suponer simplemente la diferencia entre el éxito o el fracaso.
1 Huffington, C. “Working below the surface. The emotional life of contemporary porganizations”. Tavistock Clinic Series, Karnac
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