¿Se puede entrenar la Creatividad?
Uno de los factores que más daño han hecho al desarrollo de la creatividad en el entorno laboral ha sido esa consideración mágico-mitológica que el concepto mismo de creatividad ha tenido siempre. Para muchísimas personas, “creatividad” equivale a una idea genial, totalmente incontrolable, que se acerca de repente a nosotros, como las musas, en una noche de luna. Esta creatividad mítica, anárquica e ingobernable por naturaleza es, evidentemente, casi inútil para una empresa, ya que no se puede planificar ni tiene horario laboral, sino que aparece aleatoriamente.
Pero la creatividad no es esto. ¿Creemos de verdad que Arquímedes se estaba bañando cuando dijo “¡Eureka!” y comprendió, por inspiración divina, la dinámica de los fluidos? ¿O que a Newton se le cayó del bolsillo del chaleco la ley de gravitación universal cuando recibió un manzanazo en la cabeza? Aunque es cierto que las chispas de genialidad existen, ¿no sería más bien que tenían los conocimientos, la flexibilidad mental y la motivación para llegar hasta ese descubrimiento?
No, la creatividad, es una competencia como otras, y como tal se puede medir y se puede desarrollar, pudiéndose actuar sobre cualquiera de sus tres componentes:
– Sobre los conocimientos: A través de la formación, y fomentando la curiosidad natural de las personas sobre otras áreas, departamentos, disciplinas, etc. La superespecialización tiende a matar la creatividad.
– Sobre la flexibilidad: A pesar de que no podemos entrar en la cabeza de una persona y flexibilizar su pensamiento, podemos darle multitud de herramientas que ayuden a fomentar el hábito de ver las cosas desde diferentes perspectivas. La formación en técnicas como el SCAMPER, técnicas heurísticas, cajas de ideas o matrices de atributos, por mencionar solo algunos ejemplos de la gran cantidad de herramientas existentes, pueden conseguir resultados espectaculares, incluso en grupos considerados como “no creativos”.
– Sobre la motivación: La creatividad es especialmente sensible a la motivación intrínseca, el deseo que nace de la propia persona. No es fácil mejorar la generación de ideas a través de técnicas de motivación extrínseca, de las cuales la más obvia es el dinero. Las personas alcanzarán su máximo de creatividad cuando se sientan interesadas y desafiadas por el trabajo en si. Las empresas y los responsables de las mismas pueden aprender a gestionar la motivación intrínseca de las personas.
Son los planes combinados sobre estos tres factores los que consiguen resultados duraderos en la empresa. Y, si lo pensamos, en la mayoría de las empresas y sectores, es la creatividad la que marca la diferencia.
Referencias:
Amabile, Teresa. Creativity in context: update to the social psychology of creativity. Boulder, Colorado, USA. Westview Press, 1996
Velasco Irigoyen, Mercedes, Creatividad, sensibilidad y fantasia. Madrid, España. Ediciones Iberoamericanas QUORUM, S.A. 1986
Diekmeyer, Ulrich, y Kirst, Werner. Técnicas de actividad creativa y estrategias mentales productivas. Bilbao, España. Ediciones Mensajero 1974
Michalko, Michael, Thinkertoys. Barcelona, España. Ediciones Gestión 2000. 2001
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