El acto protocolario de la firma del ACUERDO INTERCONFEDERAL PARA LA NEGOCIACION COLECTIVA 2007, AINC 2007, sirvió para la despedida del Presidente histórico de la CEOE, D. José María Cuevas.
No estuvo mal elegida la ocasión, no; porque si hay algo que resume el espíritu de lo que han sido las relaciones empresarios y sindicatos durante el mandato del Sr. Cuevas, es el dialogo y la negociación.
Con la inestimable connivencia de un inteligente sindicalista (mas de una persona me ha dicho que, cuando se manifiesta, parece mentira que sea el Secretario General de CC.OO) como es José María Fidalgo y de un buen componedor (tiene una forma de ser mas tranquila que su homónimo comunista) como es Cándido Méndez, Cuevas ha sabido superar épocas de enfrentamiento continuo entre los trabajadores y los empresarios para buscar el consenso, la amistad y la mano tendida en las relaciones sindicales.
Que nadie se equivoque, todo ello desde las respectivas posturas reivindicativas y manteniéndose inflexibles en aquellos puntos que por parte de la Patronal o de los Sindicatos se consideran innegociables. Una buena prueba de ello es cuando se trata de hablar de despidos. Ahí no hay acuerdo, y las partes están a muchos años siderales de distancia.
Ahora toma el relevo generacional D. Gerardo Díaz Ferrán, y todo el mundo, desde los medios de comunicación, a los políticos, a los propios “Interlocutores Sociales” se han apresurado a destacar que hará una labor continuista en la buena senda que su antecesor trazó.
Tengo para mi que Díaz Ferrán es mucho mas suyo que todo esto, y no necesita de consejos después de su brillante trayectoria al frente del empresariado de Madrid y, recientemente, como Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.
Por esta razón a lo mejor lamenta el continuismo del AINC 2007 expresado en su Capitulo I y que se mantiene como una constante en su texto.
Ello otorga a Díaz Ferrán un año 2007 -aunque él tomará las riendas en la mitad del año- tranquilo y, si los negociadores de convenios se adaptan al Acuerdo, sin excesivas convulsiones sociales. Pero reducirá los márgenes de su relación con los dos Sindicatos mayoritarios.
Hay que esperar a sus directrices para saber cómo debemos afrontar las relaciones a partir de ahora y si, como es de prever, dotará al marco colectivo de un impulso de modernidad, consiguiendo de los sindicatos que se aborden los tradicionales problemas del coste de seguridad social, despido o una adecuada gestión de la temporalidad. El futuro, lo dicen los analistas de todo pelo, pasa por desechar de la mente de los trabajadores la idea de convertirse, de una u otra forma, en acomodados funcionarios.
La inmigración, la Europa unida, el cambio hacia una sociedad de servicios por no poder competir en rentabilidad y la deslocalización que ello implica, los nuevos aires… exigen de los Sindicatos que empiecen a contemplar una flexibilidad mayor en las relaciones laborales. Que acepten que el empresario necesita unos menores costes en su proceso productivo y el Estado reducir el lastre de un sistema público de seguridad social y pensiones excesivamente gravoso.
Se están publicando ideas como que el FOGASA pague en toda circunstancia hasta un sesenta por ciento de las indemnizaciones y se busca la prolongación de la vida profesional activa para aquellos que, pese a la edad que figura en su DNI, están mas que capacitados para seguir siendo útiles en un trabajo.
El Siglo XXI, que aún estamos empezando, debe significar una adaptación del sindicalismo en España. También aquí hay que apelar a una continuidad, que no a un conservadurismo; continúen los sindicatos abriendo sus mentes y, dentro de la protección social que tan estrictamente defienden, permitiendo medidas e instrumentos que ayuden al empresariado español a consolidar en el futuro los logros que hasta ahora se han obtenido.
Para ello, la CEOE cuenta con un buen capitán, seguro. Los Sindicatos también tienen al frente a dignos dirigentes.
El futuro es esperanzador…
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