Cuando los Sindicatos Médicos han destapado el dato de que los galenos pueden llegar a cobrar hasta un cuarenta y cinco por ciento menos, dependiendo en qué Comunidad Autónoma prestan sus servicios, o cuando los empresarios denuncian que han de lidiar con diecisiete políticas autonómicas distintas en materia de inmigración, uno se pregunta si no es hora, de nuevo, de discutir el modelo legislativo laboral que nos hemos dado en España, ahora llamada “este país”.
Me ha tocado discutir en catalán con un juez, convencer a una magistrada de Sevilla que la Ley no es como interpretaba en su visión (parcial y cutre) “made in Andalucía” o pelearme con un sindicato vasco que no quería seguir las directrices de su Confederación en Madrid -de hecho quería hacer todo lo contrario-.
Y me pregunto si soy un abogado español o si nos hemos convertido en fenómenos “locales” dependiendo de en qué territorio autonómico nos encontramos.
Algo así como si en cada Comunidad existieran reglas diferentes aplicables al fútbol y ello obligara a los equipos a jugar de manera distinta, dependiendo en que campo lo hacían. “En Barcelona no existe el fuera de juego y esa regla queda anulada….”; “En La Catedral no se considerará ilegal jugar con la mano…” y “En Madrid los penaltis se decidirán por una Comisión nombrada al efecto….”. Ridículo, pero en temas laborales pasa algo parecido.
Invocando una mal entendida autonomía, es absurdo que no estén claramente definidas aquellas cuestiones que se van a unificar con una legislación obligatoriamente nacional. Si según el Estatuto de los Trabajadores se identifican aquellas materias que sólo se pueden negociar en un convenio colectivo sectorial, es más lógico y necesario que se digan aquellas cuestiones (por ejemplo, como dicen los médicos, las retribuciones) que gozarán de una fijación normativa general.
Debemos aprender de los ya considerables años que llevamos de autonomías, para saber que ha funcionado bien y qué falla. Y esta diáspora legislativa es un error. Aunque rabien los partidos nacionalistas.
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