Uno de los pilares fundamentales de la estrategia de empleo de la Unión Europea es el aprendizaje permanente, el cual figura además entre los cinco niveles europeos de referencia para los objetivos en educación y formación para el año 2010. El Consejo Europeo de junio de 2005 aprobó las directrices integradas para el crecimiento y el empleo 2005-2008, entre las que incluyó la dirigida a adaptar los sistemas de educación y de formación a las nuevas necesidades en materia de competencias.
En España, dentro del denominado Diálogo Social, el gobierno y los agentes sociales han acordado integrar la formación ocupacional (para trabajadores en desempleo) y la continua (para trabajadores en activo), orientadas ambas al empleo. Ese objetivo del aprendizaje permanente hace necesario un nuevo enfoque que integre la formación y el empleo en la realidad del mercado de trabajo.
El 7 de febrero de 2006, el gobierno, las organizaciones empresariales y los sindicatos firmaron el Acuerdo de Formación Profesional para el Empleo, con el objetivo de promover la formación entre trabajadores y empresarios y convertir el aprendizaje permanente en un elemento fundamental para la competitividad, el empleo y el desarrollo personal y profesional de los trabajadores. El gobierno trabaja en estos momentos en la elaboración de un real decreto que recoge los contenidos de dicho acuerdo y que se espera vea la luz antes de que finalice este año.
Nacerá así el nuevo Sistema de Formación Profesional para el Empleo, cuya finalidad será el impulso de una formación que responda a las necesidades de las empresas y los trabajadores, tanto ocupados como desempleados, y contribuya al desarrollo de una economía basada en el conocimiento. Con el nuevo sistema se pretende favorecer la formación a lo largo de la vida de los trabajadores, mejorando permanentemente su capacitación profesional y su desarrollo personal. En esa línea, se promoverá la acreditación de las competencias profesionales adquiridas por los trabajadores, tanto a través de procesos de formación formales (formación reglada) como a través de procesos no formales (formación continua) e incluso de la experiencia laboral.
Para un sector de actividad como la construcción, dinámico y en constante crecimiento pero con unas enormes necesidades en materia de formación, el nuevo enfoque supone un importante avance. Las características de su actividad hacen más necesario que en ningún otro sector potenciar la cualificación profesional a través de la formación continua y la acreditación de las competencias adquiridas a través de la experiencia.
Y para ello el sector cuenta con un instrumento, la Fundación Laboral de la Construcción, creado por sus organizaciones sindicales y empresariales y entre cuyos objetivos está precisamente el fomento de la formación y la mejora del empleo. Su experiencia de más de trece años en la planificación y gestión de planes de formación de ámbito sectorial, su presencia en las diferentes comunidades autónomas y su modelo organizativo adaptado a la realidad actual de nuestro país, sitúan a la Fundación y al sector en una posición inmejorable para afrontar ese reto del aprendizaje permanente.
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