La culminación de cualquier expediente de regulación de empleo implica una situación anterior de posible cese de actividad de una empresa, total o parcial, de posibles situaciones desagradables para empleados, directivos y propiedad, de protestas, de negociaciones, de idas y venidas, de aprobación o no por parte de la administración…
Y digo que esto es y sería lo normal en cualquier expediente de regulación de empleo siempre y cuando no se tratase de una empresa pública, como RTVE. Lo que se inició como un proceso audaz que prometía acabar con una situación sangrante dentro del ente público -deuda, costes insostenibles, pasilleros- ha acabado con una claudicación imposible de ver en la empresa privada.
Y es que, cuando el dinero no es de uno, pasan estas cosas, por resumir:
– 92 por ciento del salario neto para los que tengan 50 años a 31 de diciembre de 2.006 o menos edad pero tengan una antigüedad de 24 años. En ambos casos irán dejando la empresa de manera progresiva.
– Bajas bien incentivadas.
– Prejubilaciones exentas del 40 por ciento en el I.R.P.F.
– Derecho a asistencia médica
– Indemnización por el plan de pensiones
– Los mayores de 50 años mantienen su seguro de vida.
– Los prejubilados pueden seguir trabajando, con el único requisito de no prestar servicios a la propia RTVE o en la competencia directa de esta.
Leo que los sindicatos se han felicitado por haber conseguido el mejor ERE de la historia de RTVE; no hace falta circunscribirlo a RTVE, pueden referirse a él como el mejor ERE de la historia de España.
¿Y cuánto va a costar esto a la SEPI? Mejor dicho, ¿cuánto nos va a costar el ERE de RTVE a los contribuyentes?
Cualquier ERE en una empresa privada, donde a priori no se va a desembolsar dinero público, debe representar un equilibrio entre los intereses de los trabajadores afectados y los intereses de la empresa que regula el empleo. No debe tratarse de una cuestión de vencedores y vencidos.
En RTVE, en cambio, vale todo, porque se va a gastar dinero ajeno, y con ello van a evitar una conflictividad muy incomoda para la dirección del Ente, para la Sepi y para el Gobierno. No hace falta ningún equilibrio.
¿Por qué no, aprovechando la coyuntura, entierran al ente público y lo hacen desaparecer de una vez por todas? A lo mejor lo estaremos pagando durante los próximos 20 años, pero merecerá la pena.
Porque la nueva RTVE a la que se refieren la Sepi y la mandamás de la empresa, Carmen Caffarel, va a ser más de lo mismo: un monstruo gastador de millones de euros de todos los contribuyentes y “expulsador” de mediocridad bajo la denominación de servicio público (ayer, el Madrid – Barça lo emitió una cadena privada de pago).
En cualquier caso, enhorabuena a los sindicatos y a los expedientados, a pesar de que enfrente tenían a los lunnis negociando.
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