¿Cuánto tiempo llevamos hablando, investigando, dibujando teorías de motivación laboral? Yo ya ni me acuerdo. Libros, libros y más libros, conferencias, simposiums, stands, gurus… para que luego cuando vamos a nuestras organizaciones todo salte por los aires.
Por supuesto que estoy seguro que hay personas, equipos y empresas motivadas que aportan un gran valor añadido al entorno en que trabajan (claro ejemplo nuestros chicos de oro del baloncesto español), pero lejos de nuestras encuestas de clima laboral que decimos nos miden la motivación de nuestras plantillas, la comunicación informal refleja en demasiadas ocasiones lo contrario.
Pues bien, yo creo que ya es hora de hacer las cosas bien y dado que no somos capaces de motivarlos, por lo menos desmotivémolos profesionalmente lo antes posible, para no sudar más con temas de motivación encima de nuestras mesas y dedicarnos a otras cosas más productivas.
Aquí va un pequeño catálogo de comportamientos que debemos incentivar entre nuestros managers y mandos intermedios para que nuestros equipos estén plenamente desmotivados. Quizás si conseguimos transmitirles esto con claridad, alguno “vea la luz” o como San Pablo caiga del caballo.
• La primera la mejor: premie en privado y corrija en público y con energía, que se note “quien manda”, demuestre quien tiene el poder.
• No reconozca nunca el trabajo de un colaborador no vaya a ser que pida un aumento de sueldo y se relaje y produzca menos. ¡A fin de cuentas usted tampoco recibe por ninguna parte tal reconocimiento de sus jefes!
• No les haga sentirse importantes por lo que hacen, que lo mismo se crecen.
• Anule sus capacidades con informes y burocracia inútil, no vaya a ser que propongan soluciones creativas a los problemas cotidianos y le dejen en evidencia.
• No les diga lo que se supone que deben hacer en su puesto de trabajo, ya lo aprenderán a través de la bronca matutina por haber metido la pata.
• No les dé tiempo para aprender. Usted lo aprendió todo sin que nadie le ayudara y llegó muy lejos en menos que canta un gallo.
• No les rectifique cuando piensan que están haciendo lo que deben… ya se estrellarán y usted “les salvará de caer en el agujero y le deberán gratitud eterna”.
• Cuando alguien le diga que no sabe o no quiere hacer algo, recompénseles por no hacerlo dándole el trabajo al que siempre hace las cosas bien.
• Mantenga la tensión del grupo, hágales creer que siempre podrán tener una consecuencia negativa por hacer lo que deben… dicen que el miedo guarda la viña.
• No corrija inmediatamente una conducta, deje hacer, así el fracaso de su gente será mayor y su posición más estable y fortificada. Si no hay un consultor al que culpabilizarle de las cosas, siempre podrá poner una cabeza de turco en su bandeja para que no sea la suya la que corra por el suelo de La Bastilla.
Estoy convencido que exagero, lo sé, pero también creo que el humor, con un poco de ironía despierta alguna conciencia que otra. ¡Animo compañeros, quizá algún día consigamos hacer nuestro trabajo, cuanto menos, regular!
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