Enfocarse en el futuro

El futuro al que se lanza el anzuelo del éxito es hoy mismo. El futuro de la empresa se hace realidad apoyándose en los actos y decisiones presentes. No hay tiempo para “intentar” adaptarse, sólo existe un margen suficiente para aprovechar la oportunidad y alcanzar el objetivo antes de que éste pase. La organización moderna requiere nuevas formas de hacer las cosas, ampliar sus conocimientos y adquirir nuevas competencias. Cada día que pasa surgen nuevos retos y requieren que la empresa haga las cosas de forma diferente para superarlos.

Actualmente, la competencia se extiende a un plano global y las empresas se encuentran sujetas a mercados que se desarrollan fuera de las fronteras de su propio idioma. El potencial comercial de la globalización es posible gracias a la participación de la empresa en el idioma de los negocios y a su apertura a la comunicación en cualquier mercado. Cuando una empresa no logra igualarse al resto de los que le rodean, se frena su crecimiento. En algunos casos, la imagen competitiva puede ser salvada técnicamente, pero este momentáneo parche no resiste mucho tiempo ante el continuo requerimiento de una comunicación más fluida y efectiva.

No podemos predecir el futuro, pero si podemos discernir que a la empresa le conviene salir de sí misma y abrirse a un mercado que habla ingles en los negocios. La presencia de la empresa dentro del escaparate nacional e internacional tiene una importante influencia no sólo para su propio éxito, sino para el desarrollo de la balanza del poder económico y político de cada país. De esta forma, es recomendable que todas las empresas hagan todo lo posible para mejorar su cultura empresarial y apuntar al éxito con precisión.

Un mercado que se extiende

En apenas doce años la población mundial puede verse aumentada en más de 1000 millones de personas. Así la empresa contará con un mercado potencial que en Europa llegará a 628 millones, en EEUU la población se aproximará a 392 millones, en Latinoamérica a 809 millones, en África a 1.766 millones y en Asia a 5.268 millones. Mercados que, en muchos casos, cuentan con un único elemento de unión, el idioma en el que gestionan los negocios que les vinculan. Contando con ello, en los próximos años las compañías tendrán que realizar una importante apuesta por la actualización del inglés si quieren reforzar su posición y aprovechar las oportunidades de negocio que surgen constantemente.

En un entorno de tal magnitud es esencial que la comunicación entre distintos puntos comerciales, incluso dentro de la propia empresa, se realice sin trabas. El inglés constituye la base fundamental de la organización. Sin embargo, no es suficiente saber inglés, sino que también es necesario que esos conocimientos que se poseen sean los más adecuados para el puesto que se ocupa y los objetivos que se persiguen. Para ello, es esencial determinar el conocimiento de inglés actual en las cuatro dimensiones básicas: hablar, escribir, escuchar activamente y leer comprensivamente, y conocer los requerimientos del puesto que ocupa. Si los conocimientos del Inglés son parte necesaria del trabajo, el nivel de las habilidades clave de un empleado tendrá un impacto directo en el desempeño de sus funciones y su productividad.

El inglés, la puerta a la competitividad

El trabajo que desarrolla la empresa moderna es flexible, dinámico y adaptativo. Así, potenciar las habilidades y conocimientos de los empleados contribuye a aumentar la productividad y su capacidad de respuesta ante los nuevos retos. Conocer cuánto inglés sabemos y proporcionar una efectiva formación para dominar las habilidades necesarias permite reforzar nuestra posición y mejorar la imagen corporativa. Al final, si la empresa busca ser competitiva necesita tener buenos resultados y no sólo grandes esfuerzos.

Lo ideal sería que todos los empleados de una compañía dominaran el idioma, pero en términos reales basta con que sepan lo suficiente para realizar su trabajo de manera efectiva. Se trata de especializar la formación, concretarla. El ritmo actual no permite grandes procesos de evaluación donde el inglés de negocios es sólo una parte, sino mediciones detalladas para necesidades precisas. Sistemas de rápida aplicación que aporten resultados en menos de 48 horas y orienten la formación a las habilidades que necesitan reforzarse.

La precisa evaluación de los conocimientos de inglés y su efectiva formación a través de un método que le aporte:

• Claridad de Representación.

• Comparabilidad de los Datos.

• Versatilidad en su Adaptación.

• Objetividad de los Resultados.

La competencia moderna requiere un enorme y especializado dinámismo. Dado que la internacionalización de la empresa en España es obligada para su supervivencia, la estrategia de aprendizaje de idiomas representa uno de los principales objetivos actuales. Mientras que en España sólo una quinta parte de la población considera tener conocimientos suficientes para expresarse en un segundo idioma, en la Unión Europea el dominio de una lengua diferente a la materna alcanza el 45 por ciento. Invertir en formación de inglés ya no es una opción para la empresa española, sino una necesidad ineludible para su evolución y desarrollo internacional. La empresa necesita saber inglés para ser competitiva en los negocios y dirigirse al futuro con la seguridad de estar dando los pasos más adecuados.