Lo sucedido esta pasada semana en el marco de la pasarela Cibeles, excluir de los desfiles a mujeres extremadamente delgadas, ha sido y es, según mi opinión, un ejemplo claro y notorio de discriminación laboral. La organización de dicho evento ha basado esta discriminación en criterios de “saludabilidad”. Y el fin último de todo esto es, según dicen, evitar o prevenir una enfermedad mental llamada anorexia.
Desde una perspectiva general, podríamos señalar que, para evitar la anorexia en adolescentes y no tan adolescentes, la pasarela Cibeles ha excluido de los desfiles, ha prohibido trabajar, a modelos muy delgadas.
Desde una perspectiva profesional, una empresa u organización se ha basado en criterios estéticos y de salud para prohibir a unas trabajadoras el desarrollo de una actividad laboral. Y podría ser que estas trabajadoras, independientemente de su apariencia física, puedan estar más sanas que los propios endocrinos que las excluyen y que los propios responsables de la organización, siendo totalmente aptas para ejercer la profesión de modelo.
Ni soy un entendido del mundo de la moda, ni me atrae lo que rodea al mismo, ni sé cómo se hacen los procesos de selección, ni sé qué tipos de contratos de trabajo utilizan, ni sé si cotizan a la seguridad social, ni sé dónde fabrican sus productos las marcas de moda, ni sé quienes son los patronos, etc. Lo único que sé es que lo que es de obligado cumplimiento y socialmente responsable en otros sectores de actividad, parece no importar cuando se trata de mujeres desfilando encima de una pasarela.
¿Qué ocurriría si una empresa del sector automoción, por ejemplo, rechaza a una candidata o a un candidato alegando criterios de “saludabilidad”? Nos imaginaremos cualquier cosa antes de creer que el motivo es la delgadez.
Esta discriminación se va a producir igualmente y con toda normalidad en otras ciudades europeas. Será motivo de tertulia en los próximos días y se olvidará dentro de un mes, o cuando termine el certamen de moda, hasta el próximo año, en el que habrá otros criterios de exclusión.
Durante años se ha exigido a las modelos desfilar “en los huesos”, y no se aceptaba a las que ahora denominan “sanas”, ahora es al revés.
Estados Unidos, país más desarrollado que otros occidentales en lo que a derechos civiles se refiere, en donde está prohibido pedir una simple foto con el curriculum, no va a seguir en la línea de discriminación iniciada en Europa; era de esperar.
Si fuera una de las modelos excluidas, llevaría a la organización a los tribunales por discriminación; si fuera la organización y los diseñadores, simplemente incluiría en los desfiles y anuncios de moda un mensaje similar a los que aparecen en la publicidad de bebidas alcohólicas, “come responsablemente”, sin excluir a nadie por delgadez; si fuera comprador de ropa, evitaría comprar aquella de quienes han favorecido o cometido prácticas discriminatorias.
Y la anorexia, como cualquier otra enfermedad mental, debe tratarse por los especialistas correspondientes en el momento de ser detectada, sin hacernos creer que su origen está en cinco modelos muy delgadas o en la falta de “saludabilidad”.
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