Se puede decir, aunque no sea estacionalmente verdad, que el verano ha acabado. Determinadas circunstancias nos indican que esto es así: operación retorno, incorporación al trabajo, cuesta de septiembre –libros, uniformes, recibos, etc.-, nueva programación televisiva, editoriales otra vez en RRHH Digital…
Pero hay un hecho que, por repetido, no nos sirve de referencia: la constante y vergonzante llegada de despojos humanos a nuestro país.
Si sólo tuviéramos como referencia informativa el asunto de la inmigración, y estuviéramos hipotéticamente aislados de la temperatura exterior en una habitación a 22º constantes, no tendríamos ni idea de en qué temporada del año nos encontramos.
Igual que si nos informamos con las noticias de la noche de La 2, menudo bodrio desinformativo. No me puedo aguantar el comentarlo, porque sigue la tónica habitual de información del gobierno: España le da una paliza a Lituania en el Mundial de Japón por la mañana y el mencionado “servicio informativo” abre y cierra los deportes con una carrera de lanchas celebrada en no sé qué lugar remoto. Parece que estuviera leyendo “Un mundo feliz” de Aldous Huxley.
Volviendo a lo nuestro, lo de este verano, después “del papeles para todos”, ha sido y sigue siendo escandaloso. Y trágico. No ha habido día en que no hayamos visto noticias sobre la llegada masiva de inmigrantes irregulares; no hubiera hecho falta ni modificar el texto de las mismas, con poner el número de personas, el puerto de llegada y el lugar de avistamiento hubiera sido suficiente. El asunto llega ya a ser aburrido, sin dejar de ser, como decía antes, muy trágico.
¿Y dónde estaban y están los responsables? Desaparecidos. Tocándose las narices y yendo a escuchar cantar al cónyuge los unos, viajando al pasado y reclamando ayuda europea los otros. Y la casa sin barrer, con más polvo cada día. Indignante.
¿Y qué hace Europa? además de teatro para que no se note demasiado su falta de interés, le está diciendo a nuestros gobernantes que “ya os avisamos que lo de la regularización extraordinaria de inmigrantes no era buena idea”. Y la “vicepresi” y compañía siguen diciendo que es un problema europeo, cuando su gobierno despreció entonces los consejos de esos a los que ahora piden ayuda.
Hace algún tiempo escribía que nuestro propio carácter no nos permitía ver los problemas hasta que los teníamos delante de las narices, que mientras nos pagaran la nómina a final de mes y tuviéramos para la caña en el chiringuito todo iba bien. Pues ya los tenemos delante de nuestras narices: ralentización de la economía, hipotecas por las nubes, la vida cada vez más cara, cayucos a mansalva, kale borroka, envío de tropas…
Y los que nos desgobiernan, “vicepresi” incluida, en vez de solucionar problemas eficazmente siguen echando balones fuera, culpando a todo bicho viviente excepto a ellos mismos, simulando que intentan aportar soluciones y teniendo el país patas arriba.
Por lo menos hay una cosa que funciona, la selección española de baloncesto, un gran equipo y un gran triunfo, aunque no piense así el telediario de La 2. Una alegría en un mar de desgracias (el mejor ejemplo de lo que es el trabajo en equipo y bajo presión, sin necesidad de hacer un curso de postgrado). Eso sí, resultaba curioso que, cuando se trata de salir en la foto nunca falla nadie, y aquí fallaron todos. Sólo acudió la ministra de educación, cultura y deportes, Mercedes Cabrera. Una señora con pinta de confundir el baloncesto con las témporas, de sonarle algo un tal Pau y de no saber quién es un tal “Pepu” o algo así. Pero allí estaba, después de un viaje relámpago para ver la final que, según ella, mereció la pena. Todo con la improvisación a la que nos tienen acostumbrados. Si yo fuera el ministro del área, estaba en Japón desde la primera fase, sobre todo sabiendo que opositábamos al oro. Y allí estaba, rodeada de sudores y con la camiseta roja puesta, posando para las fotos y entonando no sé qué cánticos, rodeada de estrellas que han jugado como currantes. Seguro que el informativo de La 2 de anoche abrió y cerró los deportes con el campeonato de Costa Rica de carreras de caracoles.
Y como todo es aplicable, ojala imitemos en nuestro día a día profesional y personal a la selección de baloncesto, y no a los que allí faltaron y que ahora van a recibir en casa a los héroes para hacerse la foto, que eso es muy cómodo.
Por terminar, y por muy duro que sea, a ver si se nos acaba ya el dinero para las cañas y reaccionamos antes de que no haya para pagar las hipotecas, que todo lo que nos rodea sí que tiene aplicación en el mundo de los recursos humanos, y viceversa.
Feliz regreso al trabajo
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