Si el viernes eran 506 los inmigrantes que llegaban a las Islas Canarias en seis cayucos, el sábado otras tres embarcaciones dejaban 320 «sin papeles» más en el archipiélago, en otra oleada que subraya la gravedad del problema.
Dos cayucos llegaron a Tenerife – uno a Los Cristianos de madrugada con 80 personas, de los que tres eran menores de edad y otro a Las Galletas a mediodía con 108 personas, de los que 12 eran menores – y una tercera lo hacía por la mañana a la isla de Hierro con 132 inmigrantes más.
El sábado, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero – que está pasando sus vacaciones en Lanzarote -, visita dos centros de acogida de inmigrantes en Gran Canaria y celebra un mitin en el auditorio de la capital canaria.
Seis embarcaciones más habían llevado el viernes a otros 506 inmigrantes a Canarias en seis pateras, cinco a Tenerife con 390 y una a La Gomera con 116. De ellos, 15 eran menores y había una mujer.
El presidente autonómico, Adán Martín, dijo el jueves que el archipiélago está «en alerta roja» ante la oleada de inmigrantes ilegales, ya que en lo que va de año se ha más que triplicado la cifra total de ‘sin papeles’ que llegaron en 2005.
Con los de las últimas horas son más de 17.000 los indocumentados que han llegado por vía marítima, según los datos de la Delegación del Gobierno en el archipiélago canario, mientras que en todo en 2005 arribaron 4.751.
«Todos los días nos encontramos que hemos superado tristemente el récord de llegadas del día anterior», declaró Martín esta semana, y volvió a pedir ayuda a la Unión Europea, a quien dijo hay que exigir más porque tiene una «enorme responsabilidad».
El dirigente de Coalición Canaria también ha pedido al Ejecutivo que convoque un gabinete de crisis con los ministerios de Interior, Asuntos Exteriores, Justicia y Asuntos Sociales, para hacer frente además a la afluencia de los menores
Este significativo incremento ha coincidido con la sustitución de las pateras, más pequeñas, por cayucos, embarcaciones de más eslora que permiten trasladar a casi un centenar de personas de una vez.
La mayoría de los inmigrantes subsaharianos parten de las costas mauritanas y senegalesas hacia Canarias, donde esperan encontrar una vida mejor que la que dejan atrás, aunque muchos acaban dejándose la vida en el intento.
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