Trabajo para la mayoría de inmigrantes hay. Aunque, eso sí, cuando se habla de calidad en el empleo, la situación es menos agradable para este colectivo.
De entrada, la economía española ha sido capaz de absorber en los últimos años el aluvión humano de inmigrantes que se han incorporado al mercado laboral. Algunos analistas, como los de Caixa Catalunya, estiman que sin esta incorporación la economía española hubiera crecido en torno a dos puntos menos cada año. Es decir, menos de la mitad de la media registrada.
Al llegar, los inmigrantes encuentran trabajo sin problema en sectores de mano de obra intensiva y baja cualificación como la construcción, los servicios o las labores domésticas. Pero, ¿qué ocurre cuando pasa el tiempo?
Un informe de la Federación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) elaborado por las profesoras Cristina Fernández y Carolina Ortega revela que, cinco años después de su llegada a España, la situación laboral de los inmigrantes apenas mejora:“El mercado laboral español es capaz de absorber el boom de la inmigración pero a expensas de localizar a los extranjeros en trabajos temporales inferiores a su cualificación”.
Por tanto, lo difícil no es tanto entrar en el mercado, sino progresar en él. De hecho, los inmigrantes gozan de una tasa de actividad superior a la de los españoles debido a su baja edad media. Y respecto a su tasa de desempleo, la distancia que les separa con los trabajadores españoles se va reduciendo hasta casi igualarse a partir de los cinco años de estar en España.
Sin embargo, la temporalidad de sus contratos, lejos de reducirse, aumenta ligeramente hasta el 75%, una tasa que duplica con creces la media nacional, del 33%.
Las implicaciones de este fenómeno no son nada desdeñables en un momento en el que el discurso de políticos y economistas se obsesiona con la baja competitividad de la economía española. “El empleo inmigrante es claramente menos productivo que el nativo.
Algo que, por otro lado previsible, evidencia que se está produciendo un crecimiento económico apoyado en el empleo poco productivo”, señala un informe sobre La inmigración económica de la Comunidad de Madrid elaborado por la Consejería de Economía e Innovación.
Este mismo trabajo calcula que la productividad aparente del trabajo de los inmigrantes es hasta un 22,1% inferior a la de los españoles. La Comunidad de Madrid estima que la producción de los 406.946 empleos que desde 2001 han ocupado los inmigrantes en la comunidad podría haberse conseguido con sólo 177.814 trabajadores españoles.
Un desfase de productividad que llega al 45% en sectores como el de la construcción o al 34,5% en el de la hostelería.
Aunque, ¿quién se hubiera subido a los andamios? BBVA calcula que sin inmigrantes, la tasa de paro rondaría el 7% en España.
Sin embargo, esos puestos de trabajo tendrían que haber sido ocupados por una mano de obra nacional escasa, que hubiera generado importantes fricciones sobre los salarios y reducido el potencial del PIB. La temporalidad de este colectivo –que representa ya el 13% de la población activa– no sólo preocupa desde el punto de vista productivo.
Su incorporación al mercado está fuertemente relacionada a factores coyunturales, como el buen momento que atraviesan sectores como el de la construcción o los servicios–. Una situación que podría expulsar a gran parte de este colectivo al paro ante perturbaciones puntuales.
Los comentarios están cerrados.