Nuestras principales preocupaciones

Según el último barómetro del CIS, que cada día que pasa me cuesta más creer, el paro y la inmigración, por este orden, son las dos primeras preocupaciones de los españoles. El tercer lugar lo ocupa la inseguridad ciudadana.

Hace relativamente poco oíamos a la vicepresidenta primera del Gobierno hablar sobre la inmigración ilegal, sobre las medidas se iban a tomar para su control, sobre los medios tecnológicos que se iban a utilizar, sobre los medios humanos que se iban a destinar, sobre las compensaciones económicas a los países de origen, sobre bla, bla, bla….. Palabrería muy muy barata (como el ere de RTVE, que inicialmente prometía y que luego me hubiera encantado ser uno de los expedientados).

Últimamente soy bastante pesimista, a lo mejor es que siempre escribo en domingo, pero veo pocos visos de solución a este grave problema que es la inmigración. Y cada nueva declaración de la Administración sobre la materia soy más pesimista, por lo que prefiero que permanezcan callados; cada vez que llenan sus bocas de nuevas soluciones me da miedo, porque se producen avalanchas cada vez más numerosas de subsaharianos con destino a España.

¿Qué mecanismos tenemos para exigir a nuestros gobernantes una política útil y eficaz sobre inmigración? Ninguno, esperar a las nuevas elecciones y ver como el país sufre nuevas acometidas de las hordas inmigrantes. Porque a este paso….. Y no quiero dar argumentos a progrecillos de nuevo cuño sobre lo inhumano de mis palabras; siempre tengo presente la tragedia humana que debe representar no tener ni alimento ni alojamiento, tener que abandonar tu país para no morir bajo las garras del dictador de turno, incluso embarcando en un trozo de madera sin saber si vas a llegar con vida o vas a servir de comida para los peces.

No espero una solución. Demasiado estúpido sería si confiara en que llegase . Tampoco espero una reacción, ni de gobernantes ni de gobernados; de aquellos, porque no les veo ni la capacidad ni el arrojo para coger el toro por los cuernos, además de que medidas drásticas y urgentes no serían políticamente correctas en un país como el nuestro, desgraciadamente; de estos, entre los que me incluyo, porque mientras tengamos nuestra nómina a final de mes y podamos pagar la hipoteca y las cervezas en el chiringuito sólo mostraremos nuestra preocupación en las encuestas del CIS. Y, sobre todo, porque nosotros exigimos de manera distinta según quien ocupe el sillón de Moncloa.

Hablando de medidas drásticas, no hay que remontarse muy lejos para ver un claro ejemplo: el carné por puntos, una medida administrativa dirigida a reducir la siniestralidad en la carretera. Parece que está teniendo resultados, porque las muertes se reducen. Aunque sólo afecta a los nacionales, los que tengan el carné español, por eso a lo mejor no ha habido reacciones en contra. Si una medida equivalente, policial y/o administrativa, se creara y aplicara para reducir las entradas de inmigrantes ilegales en España, para expulsar a estos una vez detenidos, en caliente, para poner firmes a los países de origen, para buscar el apoyo de nuestros aliados internacionales naturales (cada vez más lejos), nuestras calles se llenarían otra vez de manifestantes a favor de las puertas abiertas………….hasta que Mohamed consiga el puesto de soldador de Manolo.

Así es España (como los que dicen que así es el fútbol). Cada vez más expedientes de regulación de empleo, cada vez más deslocalizaciones, cada vez peor formación, cada vez más reformas laborales inútiles, cada vez más inmigrantes ilegales, cada vez más palabras vacías………….. y nosotros en el chiringuito, porque todavía no nos afecta.