Joven español en paro no desea contrato de primer empleo

Si yo fuese joven, que ya no lo soy, y estuviese en paro, que no lo estoy, no sé como me sentaría el hecho de que mi gobierno estuviese planteándose la posibilidad de imitar a nuestros vecinos de arriba y legislar un nuevo contrato para la juventud que busca, con la excusa del fomento del empleo juvenil, fomentar el despido más fácil que el que, en la actualidad, disponemos en nuestra legislación laboral.
Si yo fuese joven, que ya no lo soy, seguro que la perspectiva futura de tener que salir a la calle a protestar, mientras se aprovecha para romper y quemar todo lo que los manifestantes van encontrando a su paso, seguramente, compensaría sobradamente la negativa consecuencia que me habría llevado a la calle a gritar y enfrentarme al poder establecido, cosa siempre motivadora cuando uno es tierno y lozano.
Si yo fuese joven, que ya no lo soy, no sabría muy bien porque lo haría, pero como todos mis amigos y los amigos de mis amigos saldrían a protestar, seguro que sería de los más vociferantes y ruidosos, que para algo Dios me ha dado una garganta poderosa que me permite ciertos privilegios a la hora de reivindicar a través de chillidos, alaridos y lamentos.
Quizás porque ya no soy joven, si bien tampoco viejo, creo que la posibilidad de que el Gobierno quiera imitar a su homónimo francés no es nada malo ni negativo aunque, cumpliendo con su función, los sindicatos ya están adelantándose a los acontecimientos y advirtiendo de que no van a tolerar posibles cambios en los actuales modelos de contratación.
Quizás porque ya no soy joven, si bien tampoco viejo, y porque como empresario me veo en la obligación de crear empleo y de mirar por el futuro de las personas que colaboran conmigo en la dura tarea de hacer rentable una empresa y poder mantener, e incluso, aumentar los puestos de trabajo, veo con esperanza que podamos evolucionar hacia formulas contractuales mucho más adaptadas a la realidad del siglo XXI y a lo que en países mucho más avanzados que el nuestro, lleva aplicándose desde hace muchos años.
Quizás porque ya no soy joven, si bien tampoco viejo, creo que ahora es el momento para poder sacar adelante un proyecto tan importante como ese, entre otras cuestiones, porque en el poder está el PSOE, que se supone que es un partido político más de izquierdas, más progresista, que desde las clases más desfavorecidas está mucho mejor visto, haga lo que haga.
Ello es argumento suficiente para saber, quizás porque ya no soy joven, si bien tampoco viejo, que un cambio de tamaña naturaleza, sólo puede ser realizado por un partido tildado de progresista e izquierdista.
Además, como soy más sabio por viejo que por diablo, hago caso a lo que Rodrigo Rato ha avisado al Gobierno de España: para poder mantener las cuotas de crecimiento económico, será necesaria una mayor flexibilidad del mercado laboral.