He leído con atención la noticia sobre las manifestaciones del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acerca de su personal previsión de la creación de empleo supuesta para este año, que ha cifrado en la nada despreciable cantidad de 700.000 (setecientos mil, para ratificar la cifra) personas.
La verdad es que mi primera reacción fue positiva, como creo que debe ser la de la mayoría de las personas al enterarse de la, tan halagüeña, cantidad de nuevo empleo que se va a generar. Al reflexionar con un poco más de calma, la cosa cambió, y empecé a preocuparme un poco más seriamente.
Vinieron a mi memoria pretéritas épocas en las que, antecesores socialistas en el cargo, se llenaron la boca con la creación de 800.000 puestos de trabajo durante su legislatura y, al final de la misma, tras una de las peores crisis económico-laborales que hemos sufrido, se quiso aclarar que nunca se había dado esa cantidad, con lo que surgió, con el humor típico español que nos caracteriza, el chiste de que, en realidad, Felipe González, con su singular acento andaluz había querido decir “osociento o mil”.
Espero y deseo que esta vez no haya lugar a la mala interpretación, entre otras cosas, porque Zapatero es leonés y no sevillano, y porque, gracias a Dios, la situación económico-laboral no es la misma, ni mucho menos. Pero me preocupa, y mucho.
Primero, porque no se explica que tipo de empleo es el que vamos a poder crear para llegar hasta esa cifra. Si cualificado o no; si fijo o temporal; si para inmigrantes o para los jóvenes españoles, entre otras posibilidades.
Segundo, y para mi mucho más importante, porque tengo mi propia conclusión acerca de la capacidad del señor presidente para decir una cosa y que los resultados sean otros totalmente distintos, que me hacen saltar las señales de alarma ante manifestaciones como las de ayer, que sólo pretenden desviar la atención de otros problemas más acuciantes.
Eso, sin contar lo que constantemente me dice un amigo mío al que no le hago mucho caso porque es más del PP que la gaviota de su logotipo: Minerva, no te equivoques, cuando Zapatero dice una cosa, sale lo contrario, no por mala información, sino porque es gafe.
Y con las cosas del empleo, lagarto, lagarto.
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