Cuidar al cliente

Supongo que será mi clara vocación y dedicación a la venta lo que me hace tener una obsesiva orientación al cliente, al cuál soy de la opinión que hay que atender, defender y procurar solucionar sus problemas y quejas con la celeridad con la que nos lo suelen exigir, más que solicitar.
Cada día soy más consciente de que en la empresa actual se busca potenciar toda la función comercial y se pone el mayor énfasis posible en la inversión que toda área de ventas necesita, ya que, sin ventas, lo normal es que las compañías acaben cerrando. Y está muy bien que se enfatice lo comercial.
Atender a los clientes es fundamental para que su fidelidad resista cualquiera de las muchas tentaciones que nuestros competidores suelen ofrecerles, convertidas en mejores precios que buscan, siempre, desbancarnos de la posición de privilegio como proveedor que podamos tener.
Otra cosa es que ellos, conocedores de toda esta situación, en muchos casos, jueguen con nuestros competidores y con nosotros, siempre buscando su mejor opción, cosa lógica y natural.
Pero el hecho de que debamos volcarnos en aumentar las ventas, la necesidad, cada día mayor, de aguantar las fuertes presiones competitivas que nos impone la sociedad de la oferta y la demanda hace que, en muchas empresas, se olvide un tipo de cliente muy especial, necesario y fundamental para su buena marcha: el cliente interno.
Sí, los trabajadores de la propia empresa.
El cliente interno tiene que tener, también, un trato preferente. Nos tenemos que preocupar por ellos, de forma diferente, pero en la misma medida que de los clientes externos, ya que sin ambos, las organizaciones no pueden subsistir.
Muchos directivos y empresarios, gastan millonadas en potenciar su imagen externa y en realizar acciones de marketing que buscan ganar posiciones en el mercado, pero se olvidan de potenciar uno de sus activos principales: el cliente interno, sus propios trabajadores.
Invirtamos más en nuestro capital humano propio, apoyemos y busquemos el potencial que, seguro, existe dentro de nuestra estructura, en la organización que dirigimos, y veremos como todos los clientes, internos y externos, nos darán los resultados que tanto anhelamos y alcanzaremos todas aquellas metas que podamos proponernos a final de año cuando nos rompemos la cabeza al preparar el presupuesto futuro.
Vender es importante, necesario y fundamental y cuidar a los clientes, éxito seguro.
A los externos y a los internos.