La Inteligencia Artificial (IA) es sin duda la protagonista indiscutible de la actualidad tecnológica. Especialmente destacable es el caso de ChatGPT, la killer aplication que ha servido de catapulta para la IA, extendiendo su alcance más allá de las fronteras de los desarrolladores, especialistas y laboratorios de investigación. Sin embargo, y a pesar de su notoriedad, la IA todavía tiene que afrontar muchos retos para consolidar su presencia en la sociedad actual.
La IA, como tecnología emergente, se encuentra en una fase de acelerado desarrollo y disrupción, proyectándose como protagonista en gran parte de las acciones y decisiones que adoptaremos en un futuro cercano. Su capacidad para impactar en múltiples niveles en un mundo cada vez más virtual y digital, representa un potencial inmenso para empresas, organizaciones y personas. Lo que estamos presenciando en la actualidad son sólo los primeros destellos de esta transformación que se avecina, en el que la IA jugará un papel decisivo en la reconfiguración de nuestra realidad.
La IA debe ser entendida como un catalizador que amplifica las habilidades de los trabajadores humanos, y no como un sustituto de estos. Bajo esta óptica, es previsible que la IA genere más puestos de trabajo de los que eliminará en los años venideros, dando lugar a perfiles laborales innovadores y atractivos. La IA, al permitir optimizar recursos escasos como el tiempo, el talento o el presupuesto, ofrece oportunidades sin precedentes. Además, una correcta interpretación y aplicación de la IA posibilita que las empresas, incluso las más pequeñas o débiles, se adapten con agilidad a las demandas cambiantes del mercado, aumentando así su competitividad.
IA por y para el hombre
Que la inteligencia artificial tiene mucho que ofrecer a las empresas es innegable. Pero disponer de los profesionales adecuados y saber reconocer el talento se está convirtiendo en una barrera.
Actualmente se está haciendo un gran esfuerzo en formación tecnológica, fundamentalmente en universidades y ‘bootcamps’, lo que está aumentando la disponibilidad de profesionales preparados para afrontar estos retos. Aun así, sigue habiendo una gran escasez de técnicos cualificados que sean capaces de desarrollar y entender los modelos de Inteligencia Artificial. Además, también existe la necesidad de contar con «profesionales pegamento», aquellos que no solo poseen habilidades técnicas, sino también una visión de negocio. Son estos profesionales los que comprenden la realidad de las empresas, del mercado y los procesos de negocio, y pueden transmitir de manera efectiva a los directivos qué soluciones aporta la IA, cumpliendo un rol esencial en la estrategia y toma de decisiones empresariales.
Aunque la formación de expertos en el desarrollo de modelos de IA es un pilar fundamental, no debemos pasar por alto la importancia de eliminar las barreras de uso de esta tecnología. El objetivo es permitir un acceso y entendimiento más amplio y generalizado de la IA, haciéndola más accesible y comprensible para amplios sectores de la sociedad. Es necesario, por tanto, que la formación en Inteligencia Artificial no se limite a un perfil estrictamente técnico, sino que se extienda en forma de alfabetización tecnológica hacia todos los rincones de la sociedad, en aras de maximizar sus beneficios y promover una verdadera revolución digital inclusiva.
Numerosos expertos coinciden en que la IA tiene el potencial de mejorar la eficiencia de las empresas. Algunas de las ventajas que ofrece incluyen el fortalecimiento de la seguridad, la optimización de los procesos de selección, y la mejora en la toma de decisiones, todo gracias a la generación de conocimiento relevante desde la información y los datos. La IA, por ejemplo, puede disminuir los riesgos laborales, reduciendo la incidencia de accidentes y respaldando las políticas de Responsabilidad Social Corporativa. A través de algoritmos de IA se pueden incrementar los niveles de seguridad, tanto en los centros logísticos como en la cadena de suministro, detectando de manera eficiente las incidencias y gestionándolas, eliminando así la subjetividad en las decisiones que podría desencadenar fallos de graves consecuencias.
Otro ejemplo de éxito es el de aumentar las oportunidades de empleo para personas con discapacidad. Gracias a la IA, se analiza el perfil de los candidatos y se proporcionan herramientas de búsqueda avanzada a los responsables de la selección de perfiles profesionales. Además, se puede mejorar la atención los empleados con discapacidades de manera más eficiente, utilizando chatbots y automatización de procesos. Incluso se pueden usar con traductores de lenguaje de signos a voz.
Desde el ecosistema de innovación de Vodafone creemos firmemente que la Inteligencia Artificial debe tener un enfoque más humano, poniendo siempre a las personas en el centro de su desarrollo e implementación. La IA debe ser concebida y utilizada como una herramienta al servicio de las empresas y la sociedad en su conjunto, destinada a mejorar la calidad de vida y a reducir las desigualdades existentes. No puede ni debe ser vista únicamente como una tecnología avanzada, sino como un aliado que no solo nos permita tener empresas más eficientes y productivas, sino también más humanas e inclusivas.
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