Estimados/as Sres/as:
Mi nombre es Purificación Montano y estoy encantada de ponerme en contacto con ustedes. Cuando leí el anuncio en el periódico pensé que no podría estar más hecho para mí. Tal vez suene pretencioso, pero les aseguro que fue así. Si algo caracteriza a mi persona es ser una buena amiga. Tengo más cualidades, pero seré breve. Llegado el momento podría refrendar con cartas, fotografías y testimonios personales lo acertado de mi candidatura. Esas referencias les facilitarían el poder contrastar hasta qué punto soy
«la amiga» que ustedes necesitan y, por ello, me encantaría formar parte de su proyecto profesional; por cierto, qué autentica y necesaria esta idea de negocio –amig@s por horas–, pese a que haya gente que pueda no estimarlo así. Para gustos, los colores.
Aunque no sea imprescindible, para que se hagan una idea de mí diré que soy fisioterapeuta profesional. Ni que decir tiene que muchos de mis pacientes se han convertido en mis amigos pese a que se han sometido a tratamientos dolorosos con alto coste personal y económico. Son mis amigos, mis amigas. Hemos compartido masajes, maniobras de fricción y frotación, punciones secas,… Seguro que saben a qué me refiero, pero sobre todo y de lo que más orgullosa me siento es de haberles brindado mi amistad y de haber superado la relación profesional-paciente hasta llegar al amigo/a-amiga. Eso es, sin duda, mi mayor logro. Amigos desde el respeto, amigos con el omnipresente sentimiento del afecto por encima de otros desvíos. No tengo duda, seguro que esto es lo que buscan.
Al ver su anuncio vislumbré un giro profesional, sí, eso fue, quiero profesionalizarme como amiga, que mi amistad, ese todo que yo puedo ofrecer resulte edificante y me haga crecer aún más como persona a lo alto y ancho de mi silueta y de mi intelecto.
¿Por qué yo y no otra «amiga» para su empresa? De acuerdo, pasaré a relatar mis potencialidades.
Como he dicho antes, me considero una gran compañera, una aliada de los míos, lo soy de mis pacientes, como dije, y, por supuesto, de mis amigos. Conservo los de la infancia, que es mucho decir, y mantengo con todos ellos una estrecha amistad, somos casi una familia, una gran familia. Con el paso de los años he ido acumulando un buen número de personas que se han incorporado a ese grupo tan dispar y tan enriquecedor. Nos idolatramos.
Todas ellas, cada una a su manera, han hecho de mí alguien capaz de ser el alma en una fiesta. Adoro ser la compañía en sus eventos, sean del tipo que sean, para mí cualquier plan de compañía es un reto. Mis amigos lo saben y por ello llevo acumulado un incontable bagaje de festividades a las que he acudido como pareja; por citar un ejemplo: mis amigos cuentan conmigo como compañía para los Goya, para la inauguración de ARCO o para el desfile de la Hispanidad, actos a los que asisto cada año y en los que siempre me mantengo a la altura de las circunstancias, siendo esta, para mí, una de mis mejores cualidades: estoy dotada de un saber estar avalado durante años.
Pero no quiero que se hagan la idea de mí como de alguien que solo quiere ser partenaire en grandes acontecimientos, no, no, de ninguna manera. Disfruto de forma especial de lo sencillo: el cumpleaños de un sobrino, un aniversario de boda, la presentación de un libro, incluso en la asistencia a un sepelio, en esto, dicho sea de paso, tengo gran experiencia. Ya lo dije: sé estar.
Pasemos por otra parte al tema físico. Soy agradable. Así me definen. Ni guapa ni fea. Una mujer que no pasa inadvertida, eso sí, soy de armas tomar, de carácter, pero a la vez dulce como la malva o como la seda o como la miel. También es cierto que me gusta adaptarme a las circunstancias: que tengo que ponerme un vestido largo y estrecho, pues si puedo, cómo no, y si no ancho pero con estilo; que tengo que ir a la hípica y vestir elegante pero informal, ahí estoy yo a la altura: me pongo unas botas con los pantalones por dentro, una coleta y tan divina; que he de acudir a una fiesta de disfraces, ahí siempre consenso con mi pareja, como ha de ser: el Gordo y el Flaco, Quijote y Sancho, Adán y Eva o Isabel y Fernando, qué recuerdos; lo que toque, yo siempre me adapto a todo. Cuento con un vestuario amplio, tengo dotes para el maquillaje y sé trabajar a fondo el papel que me toca desempeñar.
No acudo a los actos como un pasmarote, de ninguna manera. Me preparo las conversaciones, hablo varios idiomas y chascarrillos, tengo una amplia cultura general y, además, lo más importante: soy una persona divertida. Siempre tengo un chiste para cada ocasión, sé cantar y bailo varios estilos de salón y moderno. Me he dedicado al teatro amateur y eso me ha proporcionado una empatía y una avezada capacidad de adaptación al personaje.
Por otra parte, y descendiendo a aspectos más prácticos y menos tocantes a mi personalidad: conduzco y tengo coche propio. También tengo patinete eléctrico, que ahora está muy de moda y como soy una persona muy concienciada con el medioambiente suelo ir en bicicleta, incluso tengo un tándem por si la situación requiere pedalear a dos.
Entre mis aficiones destacadas están el cine, el teatro, la repostería y el bingo. Podría decirles muchas más cosas para convencerles de que soy la amiga perfecta,
la candidata ideal, como comprobarán, pero solo me queda ofrecer mi tiempo y mi disponibilidad para una entrevista personal en la que puedan comprobar todos estos aspectos que, por encima, he mencionado.
Adjunto mis datos personales y mis teléfonos de contacto, tanto de casa como de la consulta. También de la Asociación de Jubilados ODES (Odiadores Españoles) de la que soy presidenta, porque como se habrán dado cuenta soy una mujer polifacética, multitarea, diversa y con un gran potencial para adaptarme al medio. Si no me quieren como amiga, comenzaré a odiarlos profesionalmente, también tengo experiencia.
Atentamente les saluda, Purificación Montano