Año a año surgen nuevas posiciones y oportunidades en el mundo laboral, sobre todo, para quienes tienen el privilegio de formar parte de la economía del conocimiento. Ya estamos viendo hoy cuáles son los “trabajos del futuro”, porque vivimos en una constante evolución que en el último tiempo ha tomado un impulso nunca antes visto. Y con estos cambios, conforme avanza la tecnología, también evolucionan los perfiles profesionales y sus necesidades.
Me preguntaba qué tiene que ver el trabajador/a de hoy con el/la de hace apenas cuatro años, antes de la pandemia. Y la verdad es que no mucho. Los ambientes laborales cambiaron, incluso, la arquitectura de los espacios de trabajo cambió. Existen nuevos estímulos, herramientas y prioridades. Las personas están adoptando nuevas maneras de desarrollar sus conocimientos y, con ello, redefiniendo cómo diseñarán sus carreras profesionales y qué esperan de una propuesta laboral.
Veo a diario empresas luchando por encontrar la mejor dinámica de trabajo: que si vuelta a la oficina, que si híbrido, que si sin reglas, que si 100% remoto. Veo a algunas empresas queriendo volver a esquemas del pasado, tal vez, con la idea de que fueron tiempos mejores. Sin embargo, en muchos casos, lo que se está perdiendo de vista es qué quiere el talento hoy, cómo quiere trabajar, cuáles son sus necesidades.
Si bien la fórmula del éxito no está escrita y cada compañía deberá encontrar el mix adecuado que le permita operar eficientemente, es ineludible considerar que existe un nuevo paradigma: el trabajo es una acción y no un lugar. La flexibilidad se convirtió en la principal moneda de cambio y el balance entre la vida personal y la profesional nunca tuvo tanto protagonismo. Por supuesto, nada de esto sería posible sin las nuevas tecnologías que ya existen en el mercado.
Las compañías que logren atraer al mejor talento serán aquellas que tengan esto en claro y pongan foco en los resultados. Para ello, es necesario establecer una fuerte relación basada en la confianza, otra de las principales necesidades de los profesionales al día de hoy. A mayor necesidad de control, mayor será la dificultad en retener y atraer.
Estamos hablando de trabajadores que saben que están a un solo clic de distancia de cualquier oportunidad en el mundo. Esto hace que retenerlos sea un desafío aún mayor. Ellos saben que sus habilidades están valoradas por encima del lugar en el que estén viviendo. Muchas empresas ya lo entendieron y se animaron a pensar en una fuerza laboral que es única y global. A mayor número de opciones, mayores son las posibilidades de acceder a los mejores. A esto deberíamos sumarle regulaciones modernas que contemplen este nuevo modelo de trabajador.
Somos testigos de una evolución sin igual en las formas de producir valor. Tenemos el desafío de diseñar nuevas fórmulas, tanto desde el corporativo como desde el estado, que nos permitan ofrecer a las personas mejores oportunidades para desarrollar su talento y aportar valor a las economías de los países en los que viven. Gracias a la tecnología, las organizaciones hoy ya cuentan con lo necesario para trabajar con los mejores profesionales del mundo. Se trata de comprender a este trabajador/a del presente y animarse a innovar.