El 49,6% de la población mundial son mujeres, según los últimos datos de Naciones Unidas. Sin embargo, la presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad en el mundo político y empresarial en 2022 según un informe de McKinsey es del 26% de los puestos de alta dirección. En España, las mujeres representan solo el 8,8% de las direcciones generales.
Esto contrasta con el dato de que el 80% del consumo está en manos de las mujeres. Así que es evidente que si queremos tener empresas más competitivas en este entorno Bani (Frágil, no lineal, incomprensible y alto nivel de ansiedad) debemos tener equipos diversos en las tomas de decisión de nuestras organizaciones para poder ser capaces de llegar a todo tipo de consumidores. No es sólo una cuestión de representación de la mitad de la población.
Investigaciones como la realizada por la consultora McKinsey, lo demuestran. Las empresas con más de un 25% de mujeres en puestos ejecutivos tienen un 25% más de posibilidades de conseguir una rentabilidad superior a la media. También un estudio del Peterson Institute for International Economics muestra que las compañías con al menos un 30% de ejecutivas tienen un 15% más de beneficios.
¿Por qué trabajar el Liderazgo femenino?
Nuestra naturaleza femenina nos hace ser más sensibles hacia el otro, más empáticas y practicar un liderazgo más humanista, personas en el centro, lo que las organizaciones necesitamos ahora para poder captar y fidelizar el talento.
Para conseguir lideres adaptados a las necesidades actuales de sus colaboradores y que sean capaces de alinearse con los objetivos de la empresa identificamos un perfil de Líder basado en las siguientes competencias: digitalización, colaboración, gestión del cambio, disrupción, confianza, comunicación y adaptación.
Todas estas competencias y otras han sido evaluadas en un estudio realizado por Zenger Folkman, una de las mejores compañías de formación en liderazgo del mundo y los resultados arrojan que las mujeres superaron a los hombres en 15 de las 17 capacidades claves de liderazgo evaluadas: iniciativa, resiliencia, autodesarrollo, orientación a resultados, integridad y honestidad, desarrolla a otros, inspira y motiva a otros, liderazgo audaz, construye relaciones, adaptación al cambio, colaboración, comunicación, resolución de problemas innovación y trabajo en equipo. Las dos capacidades en que los hombres superaron a las mujeres fueron experiencia técnica o profesional y perspectiva estratégica.
Esto demuestra, junto con las mejores notas que las mujeres están sacando en la formación reglada, que el talento femenino tiene mucho que aportar en los puestos de responsabilidad y toma de decisiones de las empresas.
¿Qué podemos hacer desde las organizaciones para trabajar el liderazgo femenino?
- Trabajar el síndrome de la superwomen, fomentando la corresponsabilidad a través de formaciones de sensibilización a toda la plantilla. Nos ayudara a fomentar que más mujeres quieran asumir mayor responsabilidad y se presenten a los procesos de promoción.
- Programas de mentoring o coaching para trabajar la confianza, la seguridad y anular el síndrome de la impostora, más común en las mujeres.
- Procedimientos de promoción interna y evaluación del desempeño que garantizan la objetividad y transparencia del proceso. Además, es importante que los requisitos para acceder a dichas promociones no discriminen indirectamente al colectivo de mujeres.
- Sensibilización de los mandos intermedios para la correcta gestión de equipos diversos.
- En los sectores masculinizados, trabajar en la visibilización de mujeres referentes y en la mejora de las condiciones de determinados puestos de trabajo para hacerlos más atractivos a las mujeres.
Me gustaría terminar con una reflexión: No hay dos personas iguales en el mundo, por tanto, sabemos gestionar la diversidad, y ¿por qué no lo hacemos?