En marzo de 2020 el Gobierno de España declara el estado de alarma. Recuerdo cenar con mi familia diciendo “no pasa nada, nos organizaremos en casa: toque de diana pronto, repartición de habitaciones para, unos trabajar telemáticamente y los otros asistir a clase, iré yo a comprar y tras ello seré desinfectado y la ropa lavada a alta temperatura, a las 8 de la tarde saldremos a aplaudir a los sanitarios, luego algo de deporte en el cuarto de estar y a dormir pronto, que al día siguiente hay que madrugar para hacer exactamente lo mismo.
También recuerdo los sermones a mis hijos sobre la responsabilidad de hacer los deberes, a pesar de sus quejas sobre la calidad de las clases y el insuficiente seguimiento de los profesores. Recuerdo sorprenderles asistiendo a clases telemáticas con la cámara apagada mientras estaban en la cama y, sobretodo, recuerdo el desastre de las notas. Afortunadamente aquello pasó y mis hijos ahora asisten a clases con profesores que saben si sus alumnos están entendiendo la explicación, vuelven a tener compañeros de clase con los que divertirse y compartir inquietudes, y se sienten parte de un centro que lucha por transmitirles valores y porque lleguen a la EVAU preparados para sacar la mejor nota posible.
Han pasado casi dos años de aquel estado de alarma, y hoy me encuentro con las reflexiones del Foro Económico Mundial sobre la denominada Gran Renuncia (abandono de los trabajadores estadounidenses a su puesto de trabajo) y su relación con lo que ellos denominan la Gran Reorganización, Reinvención o Revaluación (https://es.weforum.org/). Resulta que las empresas están muy preocupadas porque, tan sólo en el mes de octubre de 2022, cuatro millones de estadounidenses dejaron su trabajo (2,6% de la población activa), porque durante 2022 casi 50 millones de personas renunciaron de sus trabajos y porque, a nivel mundial, el 40% de los trabajadores dicen que piensan dejar su trabajo en los próximos 3 a 6 meses.
Pero… ¿Por qué renuncian los trabajadores según el Foro Económico Mundial? En general se trata de salarios bajos, sentirse poco respetados y escasas oportunidades de promoción. En su artículo exponen que, según la encuesta de McKinsey entre trabajadores de todo el mundo, los motivos de esta Gran Renuncia son la falta de un trabajo significativo, de líderes indiferentes y poco inspiradores, expectativas poco realistas y la falta de flexibilidad laboral. Muchos de estos empleados aspiran a emprender su propio negocio, que, pienso, les exigirá lidiar con mayor incertidumbre económica, jornadas flexibles pero maratonianas y construir su propio liderazgo. Es decir, la Gran Renuncia no trata necesariamente de trabajar menos, ni necesariamente de ganar más dinero, sino de que el trabajo tenga significado para la persona.
Para mí, y esto es una opinión personal, aquellas empresas que den con la fórmula de que el trabajo aporte significado a la vida de la persona, conseguirán atraer y mantener a los mejores profesionales. Creo que son buenas noticias para las empresas que trabajan por mejorar en sus procesos de Recursos Humanos; es decir, aquellas empresas que luchan por coordinar las necesidades y expectativas de los empleados con las necesidades y expectativas de las empresas.
No deja de sorprenderme que algunos políticos, consultores y líderes de opinión propongan medidas para afrontar esta situación que nada tienen que ver con la coordinación de expectativas y necesidades, tales como trabajar menos, ir menos al puesto de trabajo o concentrar las horas de trabajo en menos días. Y, llegados a este punto, me pregunto ¿pediría al colegio de mis hijos que dieran menos horas de clase, que hicieran días de clase on line desde su cuarto o que dieran 4 días de clase maratonianos para tener 3 de descanso? En mi caso preferiría pedirle al colegio mejores clases, mejores profesores, explicaciones más amenas y comprensibles y, especialmente, que lo hicieran de forma que los chavales y chavalas fueran a clase contentos porque es muy interesante lo que allí les cuentan. Entonces, ¿por qué “algunos” están pidiendo a las empresas exactamente lo contrario? No lo entiendo.
Supongo que muchos se sorprenderán con esta reflexión y algunos otros coincidirán con ella. A unos y otros quiero pedirles que no me hagan mucho caso: quizá esta sea la opinión de un convencido de la gestión de los llamados Recursos Humanos o quizá es que me esté haciendo mayor. Mientras despejo la duda pienso seguir trabajando en hacer de la empresa un sitio mejor.
1 comentario en «¿Me estaré haciendo mayor?»
Muy interesante reflexión
Muy buen tono, sin condescendencia
Con profesionalidad
Los comentarios están cerrados.