Hoy en día, aprender está a tan sólo un clic de distancia. Es en la Web, en Internet, donde encontramos todo tipo de contenidos de aprendizaje, en multitud de temas y contenidos. En cuestión de minutos podemos aprender a gestionar el estrés o incluso a elaborar un plan anual de ventas en Excel recurriendo a un vídeo. ¿La plataforma más utilizada? Sin sorpresa, YouTube, que hoy ofrece la mayor y más actualizada biblioteca de propuestas de microaprendizaje a escala mundial.
Además de Youtube, existen muchas otras fuentes de contenidos de este tipo, y no sólo en vídeo, con una gran diversidad de otros formatos disponibles como los podcasts, artículos, cursos en formato bite-sized, MOOC’s, entre otros, muchísimos de estos contenidos son producidos por las mejores universidades, escuelas de negocios, autores de referencia, expertos y líderes de pensamiento a nivel mundial, en formatos atractivos y en su mayoría de corta duración.
Ante la ingente cantidad y diversidad de contenidos existentes, en los próximos años habrá una tendencia creciente a crear plataformas digitales, de acceso gratuito o con valor añadido, que proporcionen una oferta de gran calidad y de riquísimos formatos de microaprendizaje, constituyendo una gran oportunidad para que las organizaciones actualicen sus modelos y prácticas de formación.
Sólo las organizaciones que sepan aprovechar esta tendencia serán capaces de crear una nueva y necesaria cultura de LifeLong Learning, complementando sus ofertas formativas típicamente más formales con este tipo de plataformas y contenidos. Hoy más que nunca, las personas necesitan aprender con más rapidez para hacer frente a los retos de la vida cotidiana, que son cada vez más complejos y van acompañados de lagunas de conocimiento que sólo una nueva cultura del aprendizaje nos permitirá solucionarlos, fomentando el desarrollo de sus empleados gracias a opciones de aprendizaje más autónomas, exploratorias y libres.
Las organizaciones que puedan llevar a cabo esta transformación tendrán que garantizar 3 aspectos esenciales:
●Desarrollar un sistema de curación y selección continua de los contenidos más relevantes para la organización en cada momento, a partir de las distintas fuentes existentes, y organizarlos de forma sencilla y comprensible para que los empleados puedan acceder a ellos cuando los necesiten;
● Implantar un sistema para poner los contenidos a disposición de sus empleados, el cual permita destacar las prioridades estratégicas de formación y desarrollo de la organización, y que sea a la vez sencillo, atractivo y fácil de manejar, para que las personas puedan aprender de manera exploratoria, con autonomía y siempre que lo necesiten;
●Crear un sistema de comunicación continua que movilice a sus empleados hacia la autoformación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida – Lifelong Learning -, ayudando a las personas a desarrollar el costumbre de aprender de manera regular, ya sea de forma planificada – reservando tiempo en su agenda semanal – o de forma más exploratoria y natural, aprendiendo cuando se presente una necesidad.
Desarrollar un sistema desde cero que aporte estos componentes requiere una visión estratégica por parte de las organizaciones, así como una gran disposición al cambio, ya que se necesitan recursos y tiempo para desarrollarlo.
Lo que hemos visto en los últimos años es que este cambio ni siquiera es una innovación, o algo exclusivo de las organizaciones más desarrolladas, ya que es, cada vez más, una imposición de la realidad actual en el mundo del trabajo, mayoritariamente de las nuevas generaciones, para las que no será posible aprender o incluso reconocer valor en las llamadas acciones formativas «tradicionales».
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