Recientemente, el Consejo de Ministros ha aprobado un nuevo sistema de incentivos a la contratación laboral, que tiene “como objetivo general mejorar la calidad en el empleo, su creación neta y su mantenimiento, y promocionar la contratación de las personas desempleadas, haciendo foco en las más vulnerables o con bajo potencial de empleabilidad”. Otro de los objetivos prioritarios es el “fomento de la contratación de personas con discapacidad, priorizando las que cuenten con mayores dificultades y, en general, la transición al empleo ordinario”. El nuevo sistema mantiene las bonificaciones para las personas con discapacidad o víctimas de violencia de género o de violencias sexuales.
¿Y en la vida real?
Ahora que tenemos la ley en la mesa y sabemos qué y cómo se debe aplicar, ¿estamos realmente cumpliendo lo que se espera? Lamentablemente, no del todo. Según “People at Work 2022: una visión sobre el equipo humano global”, el último informe realizado por ADP® Research Institute, solo el 37% de los encuestados considera que las discapacidades están representadas de forma igualitaria. Si tenemos en cuenta que alrededor del 15 % de la población mundial tienen algún tipo de discapacidad, ¿es serio y justo ignorarles?
Gracias a firmas como MAIO Legal, las empresas pueden ser conocedoras de sus obligaciones, no sólo desde un punto de vista “profesional”, sino también personal y/o ético. Pero para aquellas que no están al tanto de la actualidad y de sus responsabilidades, es importante recordarles que tienen Ventajas por la contratación personas con discapacidad en materia de subvenciones y ayudas; Obligaciones legales en función de la plantilla respecto a este colectivo; y Alternativas a la contratación mediante la solicitud de medidas de excepcionalidad.
“People at Work 2022” también señala que el 69% de los trabajadores en España estaría dispuesto a dejar su empleo si la empresa no satisficiera el requisito de crear un equipo humano diverso y ofrecer un trato equitativo. Por eso, aquellas empresas que no están cumpliendo con los requisitos legales, deben preguntarse por qué no lo están haciendo. Y, sobre todo, cómo pueden actualizar sus estrategias de Diversidad, Equidad e Inclusión.
Hay que hacerlo realidad
La equidad y la inclusión en el lugar de trabajo son fundamentales y un potente impulsor de la innovación. Para defender el mayor potencial de las personas, debemos crear lugares de trabajo que se adapten a sus fortalezas individuales y satisfagan sus necesidades. Por eso hay que utilizar los recursos empresariales disponibles como una tecnología accesible, iniciativas de reclutamiento inclusivas o capacitación sobre prejuicios inconscientes, para construir espacios que permitan a cualquier empleado desarrollarse al máximo.
Como dice el título de este artículo, la contratación de personas con discapacidad sigue siendo una asignatura en algunas empresas. Es hora de que recapaciten y sean conscientes de que, si no luchamos por la equidad entre nosotros, nunca conseguiremos tener un mundo más legal y justo. Ni laboral, ni humano.
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