Ya está. Se acabó. 2022 es historia. Con él nos llevamos 365 días en los que la palabra intensidad ha sido ‘trending topic’ a todos los niveles. Se nota en las conversaciones con colegas y compañeros de sector. «¿Qué tal, cómo va todo?», preguntaba. «Hasta arriba, deseando que acabe el año», me respondían. Y es que 2022 ha sido el año del reinicio. Y nos hemos tomado con tantas ganas ese reseteo que lo terminamos con la luz de reserva encendida tras intentar hacer en un año todo lo que el coronavirus nos había privado de realizar en el último bienio.
Y no hablo solo de aspectos a nivel laboral, que ya sabéis que somos el periódico digital líder dentro de ese sector. Más allá del regreso a la actividad de forma habitual, ya sin mascarillas ni barreras víricas; más allá de la vuelta a la presencialidad en los eventos y de forma híbrida en las oficinas; más allá de la recuperación económica que, por suerte, hemos experimentado… Más allá de todo eso también hemos vuelto a hacer aquellos viajes que 2020 y 2021 no nos dejaron realizar; hemos quedado con amigos y familia sin el miedo al contagio; y hemos regresado a las fiestas de los pueblos, a las grandes comidas navideñas y a las fiestas en discotecas plagadas de gente. Podríamos hablar de un 2022 plenamente positivo. Pero no todo son luces, también hay sombras acechando.
Sombras en forma de intensidad. El hecho de volver a hacer un montón de cosas que llevábamos muchos meses sin hacer ha provocado que la intensidad del día a día nos haya superado, nos haya pasado por encima. Que hayamos querido realizar más viajes de los que podemos permitirnos (por tiempo y economía), que hayamos querido tener más clientes de los que podemos gestionar o que hayamos querido llevar a cabo más eventos que los que, realmente, podemos organizar. Esa intensidad (o ambición, si miramos el sentido positivo) se ha transformado, en muchas ocasiones, en esa quemazón (burnout, como decimos ahora) que nos ha hecho encender la luz de reserva hace ya algunas semanas y provoca que nos tomemos este final de 2022 e inicio de 2023 como ‘el gran reseteo’.
Y es que ahora está muy de moda eso de exager los conceptos. Ahora todo es ‘la gran’ o ‘el gran’, como si nunca antes hubiese existido nada de lo que estamos viviendo. Aunque bueno, hay cosas que sí que nunca habían sucedido. En este sentido, se me viene a la cabeza un concepto que ha sido protagonista de 2022. Hablo de ‘la gran dimisión’. Quizá esta expresión esté también esté exagerada por el contexto actual. No, ninguna empresa se va a quedar sin empleados. Eso no ocurrirá en la vida. Pero sí que las empresas están dejando escapar a sus mejores profesionales, al mejor talento para su organización. Y ese burnout del que hablaba, esa intensidad con la que hemos vivido 2022 tiene mucho que ver en ello.
Más allá de palabrería, la misión de los departamentos de RRHH en la actualidad es tratar de que 2023 sea un año mucho menos intenso que 2022. Sí, que sea exitoso en lo económico, que haya trabajo, mucho trabajo. Eso nunca será malo. Pero cuidando esa intensidad que, poco a poco, está matando a una sociedad que vive en una rutina frenética, a nivel personal y laboral y que trata de aprovechar el tiempo más allá de los límites saludables.
Aquí tienen mucho que decir, como indicaba más arriba, los gestores de personas. Ellos tienen la responsabilidad de que las empresas cuiden de sus empleados a todos los niveles y se conviertan en en marcas empleadoras atractivas para el talento. Ese talento que quiere sentirse desarrollado y motivado, pero también cuidado a todos los niveles: físicamente, emocionalmente, familiarmente, financieramente, socialmente, medioambientalmente…
«Las personas de a pie, las empresas o los medios poco podemos hacer si hablamos de recesión, crisis, inflación o conflictos bélicos; en lo que sí podemos aportar nuestro granito de arena es en cuidar a la gente que nos rodea»
Por ello, este reseteo del que hablo a lo largo de todo el artículo debe ser la base para buscar un futuro mejor para todos, empresas y trabajadores; líderes, mandos intermedios y resto de empleados… todos deben afrontar 2023 como un reseteo en busca de una forma de vida mucho más feliz y saludable que la que tenemos en el presente. Y no, no soy agorero. Creo que estoy siendo realista. O sino, párense a pensar: ¿Acaso he hablado de crisis? ¿De recesión? ¿De guerras? ¿De inflación? No, no lo he hecho. Y es que en todo ello poco podemos hacer las personas de a pie, las empresas (al menos el 99% de ellas) o los medios de comunicación. En lo que sí podemos aportar nuestro granito de arena es en cuidar a la gente que nos rodea. ¿No sería ese el mejor propósito de Año Nuevo? Lo descubriremos muy pero que muy pronto.
Mientras tanto… ¡FELIZ RESETEO Y FELIZ 2023!
En mi nombre y en el de todo el equipo de RRHHDigital queremos aprovechar para desearos unas felices fiestas y un próspero 2023. Ya sabéis que en la época navideña nos tomamos un merecido descanso y, aunque mantendremos la actividad en el periódico con la intención de que sigáis informados plenamente de todo lo que sucede en el sector de los RRHH y el mundo laboral, la newsletter no volverá hasta el 9 de enero de 2023. Nos seguimos leyendo y viendo. Y, sobre todo, disfruten y descansen. Es hora de resetear…