¿Con qué ojos estamos mirando el mundo? Me viene esta pregunta a la cabeza mientras leo más y más noticias y me llegan más y más contenidos relacionados con la escasez que afecta a todo lo relacionado con la tecnología. Y es que a pesar del efecto multiplicador que ofrece la tecnología a la humanidad en su capacidad para eficienciar el tiempo, la precisión, la inteligencia o, incluso, adelantar la visión de los acontecimientos, cuando lees lo que se publica, inevitablemente todas las noticias son de escasez.
La batalla por el talento es un clásico que se evidencia a nivel global, se están agotando algunas de las materias primas clave para la fabricación de componentes, incluso el espectro radioeléctrico está saturado en nuestro planeta y, por supuesto, generamos mas basura electrónica que nunca.
Miremos hacia donde miremos, escasez, escasez y más escasez…
Escasez vs. Posibilidad
Pero yo no puedo evitar plantearme si esa escasez, que es una realidad a día de hoy incuestionable, no estará impregnado en exceso con un barniz demasiado cortoplacista y limitante la mirada con la que hemos de encarar el mundo, y, sobre todo, afrontar el futuro. Y digo esto porque junto a la abundante información sobre los problemas que genera la escasez, encontramos también destellos de posibilidad y oportunidad. ¿A qué me refiero con ello?
Si pensamos en la comunicación, el desarrollo de diferentes sistemas de conectividad está en su máximo apogeo -5G, satélite, etc.- y todo hace indicar que el panorama de la conectividad cambiará por completo en los próximos 10 a 20 años brindando más posibilidades de alcance para conseguir un futuro donde todos estemos conectados. ¿Interesante, verdad?
En relación al desabastecimiento de materias primas que necesitamos para la fabricación de los componentes y dispositivos tecnológicos, se está estudiando, por ejemplo, una fuente alternativa de elementos químicos esenciales en la basura electrónica. Recordemos que el volumen de productos tecnológicos desechados se ha casi duplicado en los últimos 10 años y llenan ya vertederos en diferentes continentes: Europa, África, Latinoamérica… Algo tenemos que hacer con ellos y conseguir darles una “segunda oportunidad” sería la mejor de las noticias para resolver un doble problema: el de abastecimiento y el ecológico, ¿verdad?
Y mención especial, en este sentido, merece el fenómeno de la “economía espacial”, que no solo incluye el lanzamiento de satélites sino también la exploración del espacio, el turismo espacial y también la producción industrial necesaria para la actividad humana en el espacio. ¿Hemos de seguir pensando solo en nuestro planeta como fuente abastecedora de materias primas? ¿Cuánto tardaremos en encontrar recursos en otros lugares de la galaxia?
Cuando hablamos del talento y su escasez, sin duda un gran problema hoy, se nos olvida un detalle importante: que, lamentablemente, la educación sigue sin ser un recurso universal y que hay un importante aún volumen de población que no puede acceder a ella. Es más, según datos de Unicef, en pleno siglo XXI, el 58% de los menores (unos 617 millones a nivel global) no alcanza competencias básicas en matemáticas y lectura, lo que lastra su desarrollo. ¿Podemos seguir pensando que el talento es un recurso finito y limitado.
Creatividad, innovación y coraje
Sin duda, estamos en un momento de reto provocado por la escasez, pero también es un momento de enorme desarrollo y oportunidades. He mencionado pequeños ejemplos que así nos lo demuestran en cada área y ante cada problema, pero lo mejor de todo es que la confluencia de unos y otros, incrementa aún más el potencial de soluciones para cada reto, ya que, por ejemplo, mayor conectividad y acceso a Internet brindará mayor capacidad para extender la educación a más población…
La humanidad necesita encontrar soluciones y nuevas vías que le permitan continuar con su evolución, eso sí, haciéndolo de una manera más sostenible. Y todo ello, la búsqueda de soluciones y soluciones sostenibles va a requerir, por nuestra parte, mucha creatividad, innovación y coraje. Y, sobre todo, despojemos de esa mentalidad de escasez y me atrevería a decir que incluso de miedo con la que hoy estamos mirando nuestro presente. Por supuesto que hemos de conducirnos con las luces de corto alcance, porque la escasez no nos lo está poniendo nada fácil, pero no hemos tampoco de olvidar activar también las de largo alcance. Cuando conseguimos ver un poco más allá, se nos ilumina un nuevo “espacio” -y nunca mejor dicho- de posibilidades ante el que es difícil no entusiasmarse. La elección es nuestra: centrarnos en mirar solo una tierra de escasez, o iluminar y dirigir también la mirada hacia el universo de posibilidades. Yo, ¡lo tengo claro!