Hoy un tercio de nuestras vidas se invierte en el trabajo, por lo que, a la hora de pensar, en qué queremos y qué necesitamos, no puede estar basado únicamente en términos económicos.
Hay otros elementos que suman o restan para el bienestar y satisfacción laboral, y se trata del “salario Emocional“, aquel beneficio no monetario, relacionado a las sensaciones y sentimientos. Son las conclusiones a las que llega cada colaborador desde su propia valoración, y que va a influenciar en sus decisiones laborales, en sus relaciones y hasta en sus resultados.
Hay muchos elementos que nos ayudan a crecer personal y profesionalmente, pero el salario emocional no es un salario fijo, va a variar, según la etapa de la vida y cada persona, pero es la clave para sentirse feliz en un ambiente laboral.
Luego de la pandemia, este salario empezó a tener mayor reconocimiento, se produjo un cambio en las prioridades laborales. Desde Auren Argentina realizamos una encuesta a más de 300 jóvenes profesionales que nos permitió conocer qué piensan hoy, qué buscan, intereses, valores y su visión de futuro.
A la hora de decidir por un empleo, las oportunidades de desarrollo y crecimiento profesional resultaron un valor aspiracional para más del 80% de los jóvenes y casi en igual medida los motiva el salario, la flexibilidad, el ambiente laboral y las oportunidades de aprendizaje.
Hoy aumentan las expectativas sobre lo que debe proporcionar un trabajo. Aunque la remuneración sigue siendo una de las principales prioridades, es muy importante para los jóvenes además las oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional, ambiente y seguridad laboral.
Las empresas y los líderes debemos comprender esta nueva tendencia en el mundo laboral y las motivaciones de los trabajadores. Este es el desafío frente al futuro.
La mejora de las políticas de beneficios para los empleados es una tendencia en ascenso. El cambio de necesidades y prioridades obliga a las empresas a poner el foco en el salario emocional, además del económico. Sin duda los empleados priorizan los beneficios emocionales y el bienestar.
El reconocimiento, oportunidad de crecimiento, capacitación y plan de formación, desarrollo personal y profesional, flexibilidad para trabajo remoto, disponibilidad horaria, compatibilidad de la vida personal y la profesional, tareas recreativas, almuerzos, regalos, asistencia de salud, cultura y valores de la empresa, buen ambiente laboral, compromiso con la vida saludable y la sustentabilidad, son algunas de las estrategias que implementan las compañías para fortalecer a sus colaboradores.
Desde el punto de vista del empleador valorizar el salario emocional va a lograr empleados felices, activos, con ideas; va a incrementar la eficacia y eficiencia, reducir el ausentismo, la rotación, y los costos asociados a los procesos de selección y formación. Es importante para las compañías y los talentos encontrar el equilibrio entre el salario económico y el salario emocional, entre el dinero y el bienestar social.
Ser y sentirse parte de las decisiones y los resultados son hoy los factores claves del sentido de pertenencia para fidelizar el talento en las empresas.