Las startups se caracterizan por tener una cultura especialmente dinámica e innovadora, por ofrecer un campo de tareas versátil y la oportunidad de que los trabajadores asuman rápidamente responsabilidades adicionales y desarrollen su potencial de forma creativa. Son empresas atractivas porque permiten adquirir experiencia y escalar fácilmente. Eso sí, el crecimiento exponencial de algunas startups implica inevitablemente cambios fundamentales que deben ser planificados, aplicados y comunicados al conjunto de trabajadores. Y es aquí donde el departamento de Recursos Humanos adquiere un valor primordial y desempeña una función imprescindible para la compañía.
La rápida expansión de estas empresas pasa por una inevitable apertura de nuevas sedes y la correspondiente contratación de nuevo personal – la mayoría de las veces en tiempo récord – que plantea el reto de unificación de valores y perspectivas dentro de las diferentes oficinas. En esta línea, asegurarse de que los nuevos cargos directivos actúan como multiplicadores de la cultura corporativa desde el principio es clave para la implementación de la misma, ya que solo de esta manera podrán transmitir los valores y la cultura corporativa en su conjunto a los nuevos empleados.
En su apuesta por talento, las startups se caracterizan por el gran número de perfiles jóvenes y cualificados en plantilla, que a menudo tienen que asumir responsabilidades de liderazgo que están por encima de su aún prematuro aprendizaje. Para ello, es crucial darles apoyo en forma de formación, entrenamiento y tutoría con programas destinados al desarrollo de sus capacidades, de manera que estén preparados para tomar decisiones importantes y sean capaces de asumir mayores responsabilidades dentro de la empresa a medida que ésta siga creciendo.
En esta línea, la comunicación de los roles a desempeñar debe ser prioridad para los equipos de Recursos Humanos, ya que los requisitos profesionales cambian a medida que aumenta el tamaño de la compañía, aumentando la especialización en función del crecimiento del negocio. En este sentido, se desarrollan áreas de responsabilidad más específicas, que pueden ser bastante diferentes a las que llevaban a cabo cuando la empresa tenía un tamaño más reducido. Esto genera muchas veces la sensación de que se les están relevando de tareas por una cuestión de falta de confianza, cuando realmente se trata de un tema estructural. Por ello, el equipo directivo y el departamento de RRHH deben prestar especial atención a mostrar a los empleados, que no se trata de quitarles funciones y tareas sino de acotar su trabajo y así explotar al máximo los beneficios que supone la especialización en las empresas.
De igual manera, el contacto personal con el resto del equipo también resulta de gran importancia en este contexto, aunque en los últimos años, principalmente debido a la pandemia, a veces sólo podía tener lugar virtualmente. Con el aumento del teletrabajo, los responsables de Recursos Humanos también deben pensar en cómo integrar en el equipo a los empleados que rara vez acuden a la oficina. Los eventos para los
empleados, como las campañas conjuntas para la sostenibilidad y la protección del clima o una organización benéfica local, pueden reforzar el sentimiento de pertenencia.
Para los jóvenes profesionales, cada vez más cualificados, es importante que una empresa tenga sus valores claramente definidos, persiga objetivos socialmente reconocidos y cumpla con su responsabilidad social. El tan citado «propósito» de una empresa es aquí sinónimo de que los empleados quieren estar orgullosos de su empresa e identificarse con la contribución social de la compañía. Así pues, instaurar una cultura corporativa que conecte con el empleado y en el que éste se sienta identificado es lo que marca la diferencia del resto de empresas.
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