Está claro que actualmente nos encontramos en la era tecnológica, pero, entre constantes cambios y mejoras por la innovación, el desarrollo y las nuevas tecnologías, ¿dónde quedan las personas?
Tanto la proyección como la implementación requieren de un cambio de mentalidad por parte de las organizaciones. Es un desafío al que todas las corporaciones se enfrentan: empatizar realmente con las personas, colocarlas en el centro de la escena entendiendo que somos la parte más importante en estos procesos y que la tecnología, sólo simplifica nuestro trabajo, respalda una decisión o mejora un argumento.
En términos de negocio, esta estrategia aporta beneficios sustanciales. No solo mejora la inversión a nivel financiero, sino también de tiempo. Sabemos que con estas estrategias lograremos la escalabilidad y el crecimiento que buscamos, ya que las mismas nos permiten automatizar procesos y estandarizar la calidad de nuestros productos o servicios, logrando así optimizar el tiempo, la energía, y el talento de nuestros equipos.
Las empresas deben adentrarse como emprendedores con el objetivo de poner la tecnología al servicio de las personas, y nunca al revés, facilitando equipos y acceso a la tecnología para sus colaboradores. Con las nuevas metodologías, se quiere lograr que las personas puedan afrontar los procesos a los que se enfrenten de forma en la que se sienten cómodos, normalizando las nuevas prácticas. Por ejemplo, a través del gaming, de un videojuego, es posible aprovechar el recurso tecnológico para potenciar a las personas. Digamos que el juego está presente por todos lados, y por qué no aplicarlo a los procesos entre personas.
Este desafío, sin lugar a dudas, nos invita a valorar más nuestro tiempo y apreciarlo de una manera mucho más enriquecedora. Las organizaciones van a necesitar líderes capaces de humanizar procesos, porque al preparar un plan de acción, debemos tener en cuenta el lado más personal y a raíz de las habilidades o capacidades de los colaboradores, aprovechar los recursos tecnológicos.
La verdadera revolución no es tecnología, sino humana. Grandes corporaciones como Apple, Google, Microsoft, Amazon o Facebook, más allá de destacar por su tecnología de punta y sus innovación, han sido corporaciones exitosas por identificar la dirección de la economía actual y centrar sus esfuerzos (o productos) en los usuarios.
Como compañías, tenemos que ir de la mano con las nuevas tecnologías para ver dónde nos aporta valor y conseguir el impacto que queremos. La tecnología es importante, pero las personas somos fundamentales.
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