Alcaraz acaba de ganar el Mutua Madrid Open y me dispongo a escribir sobre liderazgo. ¿Es Alcaraz más líder que mi madre? No lo creo. ¿Diferente? No lo dudo.
El liderazgo está en todas partes y en todas las personas. Es un tema apasionante que tratamos en RebelTalent cuando trabajamos con diferentes organizaciones.
Donde haya personas hay liderazgo. Tradicionalmente este concepto vivía adherido a ciertos puestos o “status”. Por suerte, esta disciplina, junto a la evolución sociocultural, ha vivido cambios importantes.
Hemos roto con el “jefismo” y hemos conocido diferentes tipos de liderazgos: transformacional, transituacional, intergeneracional, horizontal…pero sobre todo estamos evolucionando hacia un liderazgo humanista, sostenible y cada vez menos paternalista.
El mundo de la agilidad, el entorno VUCA-BANI y la ciencia, son algunos de los elementos que nos han empujado a tomar las riendas de nuestros propios procesos. Y con esta evolución, todos y todas salimos ganando, sin duda.
Ahora más que nunca, se pone fuerza y foco en la base del liderazgo: uno/a mismo/a.
Porque es justo ahí, donde empieza todo.
“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, tienes razón”.
Es una frase que repetimos mucho en Rebel Talent. Y a mí me lleva a esa preciosa responsabilidad que todos tenemos con nosotros mismos.
En mi proyecto de vida, en mi plan de carrera, en las veces que cojo el móvil durante una reunión, en las decisiones que tomo y en las que no, en la gestión de conflictos, en mi auto diálogo…en todo lo que vivimos, estamos como protagonistas, aunque a veces no lo sintamos así, creyendo que son los otros, el tiempo o el sistema quien lleva las riendas de lo que nos pasa dentro. Lo externo es importante pero no determinante.
Y aclaro, hablamos de responsabilidad y poder, no de culpa y carga.
La responsabilidad no debería ser una carga sino un motor. Un motor ligero con el que poder viajar de maneras distintas y a diferentes lugares. No todos tenemos que hacerlo a la misma velocidad o en la misma dirección, ni siquiera viajar en todas las etapas de nuestra vida. De la misma manera que el motor gripa sucede lo que conocemos como “parálisis por análisis”.
Y es que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” como bien sabe Peter Parker y de paso, la mayoría de nosotros. Manejar esa responsabilidad es un reto para todos y todas. Lo que está claro es que tenemos mucho poder sobre ello y la plasticidad neuronal nos avala.
Liderar exige desaprender para volver a aprender, permitiéndonos generar pequeños cambios de mindset, matices importantes que lo cambian todo.
Ese desaprender para volver a aprender nos ha llevado a un liderazgo humanista, sostenible y proactivo, donde ya no esperamos que suceda, ahora hacemos que pase: “la gran renuncia”, el aumento de la empleabilidad por cuenta propia, la innovación constante, y la cantidad de start-up emergentes son solo una muestra de ello.
Y hemos tenido que aprender, entre otras cosas, a cuidarnos porque liderazgo y autocuidado conviven felices desde que la ciencia los presentó. ¿Tu modelo de liderazgo cuida a las personas? ¿Y tu modelo de autoliderazgo te cuida a ti?
Lo que quieres para los demás, debes quererlo para ti. Si no, el liderazgo hará aguas, antes o después, de una u otra manera no se podrá sostener. El cuidado garantiza la sostenibilidad así que más endorfina y menos cortisol.
La ciencia nos ha demostrado que una liberación continuada de la conocida como “hormona del estrés”, afecta de manera negativa a muchas y diferentes partes de nuestro organismo. Y esto depende, en gran medida, de lo que hagamos con lo que pensamos y sentimos. Y no lo digo yo, lo enuncia la ciencia.
¿Qué haces tú a lo largo del día para promover la liberación de endorfinas, serotonina, dopamina? Cuidarse para cuidar debe ser una prioridad.
Porque además, en ese viaje de autoliderazgo tendremos la oportunidad de liderar a otros. Sabemos que el liderazgo inspira y lo que inspira, influye.
¿Dónde? En tu equipo, en tus familia, en tu pareja y en tu propio mindset.
Aprender a manejar lo que sentimos, pensamos y por lo tanto hacemos, hace que nuestro cerebro se modifique a nivel funcional y también estructural, una auténtica pasada de la que tenemos que tomar conciencia y actuar en consecuencia. El liderazgo como constructo, se construye, se entrena y empieza en uno mismo.
Como dice el doctor Puig en su libro Ahora YO: “nosotros tal vez no podamos, muchas veces, cambiar lo que nos pasa, pero lo que sí podemos hacer es cambiar la manera en la que nos relacionamos con eso que nos pasa”.
Liderarnos para poder liderar.
Hay muchos tipos de líderes. No todos seremos Alcaraz, ni tampoco mi madre. Pero todos tenemos la capacidad de liderar nuestro propio proyecto de vida y desde ahí, solo pueden pasar cosas que muevan la rueda de la inspiración.
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