Largos siglos hemos tardado en comprender que los trabajadores son uno de los activos más valiosos de una empresa. Los empleados, más allá del capital económico o de los avances tecnológicos, son los que se encargan de llevar a cabo las tareas y solucionar los problemas para conseguir que una institución funcione. Su aporte, conocimientos y experiencia son vitales para el crecimiento de la compañía, su competitividad y posicionamiento en el mercado. Son los principales artífices de los servicios y productos de una compañía y sin ellos, ese desarrollo estaría abocado al fracaso.
Sin embargo, lo cierto es que para abrazar el éxito empresarial no basta con contar con una plantilla talentosa, también es importante que los empleados se sientan motivados, satisfechos y felices con su trabajo, algo que echa en falta el 70% de los trabajadores españoles, según los estudios recientes. Un problema que no solo afecta la cultura empresarial, el desarrollo profesional y el bienestar laboral de los empleados sino que puede influir negativamente en la productividad de la compañía y afectar su competitividad en un mundo en el que los trabajadores empiezan a ser más importantes que nunca para el éxito de las empresas.
Los trabajadores, clave del éxito de la empresa
El 79% de los directivos considera el compromiso de sus empleados un factor fundamental para el éxito de la empresa mientras que el 73% cree que es esencial para el desempeño de la organización. Nadie pone en duda que contar con una plantilla motivada, comprometida y satisfecha es esencial no sólo para desempeñar con éxito las funciones del día a día y brindar un producto o servicio de calidad y adaptado a los clientes, sino también para llevar el crecimiento de la empresa al siguiente nivel. Contar con profesionales felices con su trabajo aporta una serie de beneficios.
- Aumenta la productividad laboral. ¿Sabías que los trabajadores felices son un 13% más productivos? Cuando los empleados se sienten valorados por la empresa, están satisfechos con sus funciones, entorno y condiciones laborales se sienten más comprometidos con su trabajo y se esfuerzan en dar lo mejor de sí en el día a día. Sentirse satisfecho en el trabajo también contribuye a mejorar la concentración, la memoria y da rienda suelta a la creatividad. ¿El resultado? Un mayor rendimiento de los empleados y una mayor productividad empresarial.
- Mejora la cultura empresarial. Toda organización cuenta con una cultura empresarial establecida que refleja las normas, valores y formas de pensar y hacer en el día a día de la compañía. Sin embargo, contrario a lo que muchos creen no se trata de un concepto abstracto y estático sino que varía a lo largo del tiempo, nutriéndose de la actitud y el desempeño de sus empleados. Esto significa que de la misma manera en que la empresa atrae al talento más compatible con su cultura empresarial, con el paso del tiempo esos profesionales van dando forma y perfeccionando la cultura empresarial establecida.
- Amplía la visión de la compañía. Tener una visión empresarial amplia es fundamental para abrirse a nuevas ideas y maneras de concebir el mundo. Una habilidad esencial para crecer como institución y ser más competitivo en el mercado laboral. Muchas veces esa apertura proviene de la plantilla ya que son los propios empleados los que apuestan por su desarrollo profesional, dan rienda suelta a su creatividad y ponen a trabajar su pensamiento divergente en pos de nuevos proyectos, soluciones y objetivos que son los que, al final, marcan la diferencia y brindan el impulso para salirse de los cánones establecidos.
¿Cómo concederle a cada empleado la importancia que merece?
Hoy, nadie pone en duda la importancia de los trabajadores para cualquier empresa. Sin embargo, lo cierto es que, enfocados en la productividad y los resultados, a menudo pasamos por alto el bienestar laboral de los profesionales. Una práctica muy peligrosa que puede derivar en la desmotivación de la plantilla y su falta de compromiso a corto plazo y en un incremento del absentismo, el presentismo y la rotación a lo largo del tiempo. Y una empresa que descuida a sus trabajadores y deja de conferirles la importancia que merecen es una compañía destinada a fracasar.
La buena noticia es que existen muchísimas maneras de hacer que los empleados se sientan valorados y estimular su bienestar laboral con un mínimo de inversión y excelentes resultados. Eso sí, lo ideal es que estas iniciativas formen parte de un plan o programa de bienestar de la empresa que contribuya a implementarlas en la práctica para evitar que caigan en saco roto. He aquí algunas directrices que toda empresa puede implementar en su día a día para cuidar de sus trabajadores:
- Dedicar tiempo a conocer a cada empleado. Los empleados son mucho más que mano de obra, son personas con sus propias ideas, necesidades, intereses e inquietudes. Cuanto antes aprendan esto las empresas, antes podrán incentivar una cultura del respeto y aprovechar las singularidades de cada profesional en pos del crecimiento empresarial. Y lo cierto es que no es difícil, basta dedicar tiempo a conocer a cada trabajador. ¿Cómo? La forma más sencilla es a través de las reuniones de trabajo, pero también mediante sesiones de ocio o comidas de empresa en las que los directivos y los empleados de todos los niveles puedan estrechar vínculos y conocerse de manera más cercana e informal.
- Ofrecer paquetes de beneficios personalizados. El salario sigue siendo un factor importante para los profesionales al considerar un puesto laboral, pero cada vez más empleados valoran los paquetes de beneficios no económicos que brindan las empresas. Contar con una mayor flexibilidad horaria, un plan de conciliación laboral y familiar, así como con tickets para la guardería, la alimentación o el transporte, se han convertido en una excelente opción para estimular el bienestar de los trabajadores y hacer que se sientan más valorados en la empresa. Eso sí, para que sean realmente efectivos es importante adaptarlos a las necesidades de cada empleado y revisarlos cada determinado tiempo para asegurarse de que siguen siendo eficaces.
- Recompensar los logros, pero también el esfuerzo. Destacar los logros de los empleados y reconocer sus éxitos profesionales es una excelente manera de centrar el foco en quienes en realidad sacan adelante el trabajo en una compañía. Sin embargo, no podemos olvidar que el camino es tan importante como la meta, de manera que también es esencial reconocer el esfuerzo y recompensar el apoyo de los profesionales que, de manera directa o indirecta, aportan su granito de arena a que se cumplan los objetivos de la empresa. De esta manera, los empleados se sentirán más motivados, a la vez que estarán más comprometidos con la compañía, sus directivos y, sobre todo, con sus compañeros de equipo.
- Impulsar planes de desarrollo profesional. No hay mejor manera de destacar la importancia de los trabajadores y llevar su motivación al siguiente nivel que con un buen plan de desarrollo profesional. Este tipo de planes, que pueden incluir desde cursos, conferencias, talleres de intercambio o eventos profesionales, son una excelente alternativa para animar a los empleados a continuar superándose profesionalmente, a la vez que refuerza el talento interno de la empresa y contribuye al desarrollo de habilidades indispensables para el crecimiento de la organización. ¿El resultado? Una plantilla más satisfecha y mejor preparada, así como una mayor productividad empresarial.
- Promover un entorno laboral positivo. Estimular un entorno laboral favorable es una excelente manera de resaltar la importancia de los empleados y poner el foco en su bienestar laboral. A fin de cuentas, los profesionales que trabajan en entornos laborales positivos son más productivos y creativos, colaboran más con sus compañeros y tienen una mejor disposición a ayudar en los problemas de la empresa. En este sentido, es fundamental no solo mejorar la relación entre los directivos y sus subordinados sino también trabajar en las relaciones interprofesionales, acortando distancia entre los empleados de los diferentes departamentos y equipos.
Por último, pero no menos importante, es fundamental tener en cuenta las opiniones e ideas de los trabajadores. Se trata de una manera sencilla de hacer que cada empleado se sienta valorado, a la vez que puede aportar numerosas ventajas a la empresa ya que, a veces, las personas que menos nos imaginamos pueden aportarnos valiosas ideas para solucionar un conflicto o llevar la empresa al siguiente nivel. Una forma de crear una cultura empresarial más inclusiva y respetuosa en la que todos los trabajadores se sientan valorados y la compañía reconozca la importancia del trabajo de cada profesional.
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