No cabe duda de que la pandemia ha provocado numerosos cambios en la sociedad, afectado a todo tipo de sectores y gremios, pero, dentro de las particularidades de cada uno, ha habido un factor común para prácticamente todos ellos: la imperiosa necesidad de digitalizarse.
La tecnología democratiza y promueve el acceso tanto a productos como servicios que pueden tener un impacto positivo en la vida de las personas. En el caso concreto de la salud financiera, la innovación tecnología se ha presentado como una oportunidad para descubrir conocimientos y herramientas que nos ayuden a afrontar situaciones imprevistas y para que las empresas, por su parte, aumenten su compromiso social, con soluciones adecuadas, accesibles, y asequibles para sus empleados.
El COVID nos ha forzado a tomar medidas que, aunque actualmente conviven con nosotros con total naturalidad, para muchos eran desconocidas. Un claro ejemplo es el teletrabajo. Aunque algunos sectores ya practicaban el trabajo en remoto o híbrido, en nuestro inconsciente colectivo este tipo de formatos estaban más relacionados con autónomos y trabajadores por cuenta propia que con cualquier otro tipo de empleado. Hoy por hoy, la realidad es muy distinta: el trabajo flexible ha pasado a ser una práctica regulada además de un potenciador de la calidad de vida de los trabajadores, volviéndose incluso un valor esencial o, como mínimo, diferenciador, a la hora de optar por un puesto de trabajo.
Lo mismo ocurre con el bienestar financiero para los empleados. Llevamos tiempo hablando de la importancia de cuidar la salud financiera de los trabajadores, de cómo la flexibilidad en el pago afecta directamente a su salud físico-mental y, por lo tanto, a su motivación y productividad. Pero ahora, en un contexto en el que las finanzas de gran parte de la población a nivel global se han visto afectadas, esta realidad ha pasado a tener más relevancia que nunca.
La crisis del COVID ha provocado un cambio de paradigma en lo que respecta a la manera en la que percibimos nuestro salario. Para gran parte de nosotros, la pandemia ha supuesto grandes dificultades tanto económicas como psicológicas. Esto, a su vez, ha generado nuevas necesidades, provocando cambios en nuestro comportamiento y estimulando una mayor toma de conciencia en la gestión de nuestro propio dinero.
Soluciones como la de Hastee que fomentan el bienestar y la salud financiera de los empleados ya existían antes de la pandemia, pero, a día de hoy, su necesidad y su demanda se han incrementado de manera exponencial. Las empresas cada vez tienen una mayor conocimiento y sentido de la responsabilidad sobre lo que supone el bienestar holístico de sus trabajadores y, en lo que respecta a sus finanzas, la utilización de nuevas herramientas y soluciones tecnológicas que ofrecen acceso al salario generado ya han pasado a formar parte de esa estrategia de liderazgo humanista que tiene como objetivo cuidar y fidelizar al empleado.
Al mismo tiempo, los empleados cada vez son más conscientes de que pueden contar con el apoyo de sus empresas para prevenir el estrés tanto laborar como financiero, y evitar sus temidas consecuencias, principalmente las que están directamente relacionadas con la salud.
Ahora más que nunca las plantillas reclaman planes de conciliación. La pandemia nos ha incitado a pensar más en el sentido de nuestras vidas, en la gestión de nuestro tiempo y de nuestra energía y, exactamente igual que ocurre con el teletrabajo, hemos empezado a entender la transformación digital como un aliado para mejorar nuestra salud financiera y, por lo tanto, nuestra calidad de vida.
Casi dos años después de que el COVID viniese a tambalear nuestras vidas, nos enfrentamos a una nueva ola. Estamos más preparados que cuando todo comenzó, pero también más agotados. Por eso, es de vital importancia mantener los pilares de nuestra vida fuertes para poder afrontarla de la mejor manera.
Si algo nos está enseñando esta experiencia es la capacidad del ser humano para adaptarse a velocidades forzosas, nuestra resiliencia y nuestra aptitud para transformar un desafío en una oportunidad.
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