¡Cuánto hemos oído hablar de métodos de prevención del virus! ¡Cuánto de los efectos de la pandemia en la sociedad! Pero ¿tenemos claro qué deben hacer las empresas para superar esta crisis? En un periodo de cambios, en el que todo lo que vivimos hoy puede ser diferente a lo que vivamos mañana, los grandes supervivientes son los que se adaptan a lo que pueda venir. Esa resiliencia que se ha adquirido, impuesta por los acontecimientos de los últimos años, ha marcado un antes y un después en la vida de las compañías. Somos conscientes de lo mucho que han sufrido las pequeñas y medianas empresas, pero también debemos ser conscientes de la transformación digital que ha provocado esta nueva era de del teletrabajo. Como duelo que se precie nos enfrentamos a tres fases que se deben abordar cuanto antes.
En la fase de la negación nos preguntamos: ¿por qué es importante digitalizarnos cuanto antes? Para poner en marcha el teletrabajo las empresas deben tener claro que es necesaria cierta madurez digital que permita la conexión entre el empleado y la empresa. La digitalización ha de mirarse en estos casos como un proceso de crecimiento y no como un inconveniente. Aunque muchas empresas han sido reacias a implementar esta forma de trabajar por el aislamiento que puede suponer, así como los retos TI en las empresas, es innegable que la innovación ha mejorado el rendimiento de los equipos.
Una vez la empresa se ha visto en la “obligación” de tener que adoptar el teletrabajo, la mayoría se plantea (fase de negociación) el regreso a la presencialidad cuando la situación se normalice debido a los retos a los que se ha tenido que enfrentar. Entre los principales obstáculos que se han detectado a la hora de implementar esta modalidad de trabajo, está la necesidad de contacto físico dentro de las empresas, o lo que es lo mismo, el agotamiento digital. Esta piedra en el camino también la han sufrido muchos empleados ya que consideran que sus horas de trabajo se han visto incrementadas desde la llegada del teletrabajo. Sin embargo, es un error dar la espalda a esta modalidad, debemos ser capaces de crear un equipo de trabajo basado en la colaboración y fomentar una cultura de apoyo. Todo ello será primordial para establecer el modelo de teletrabajo de forma definitiva.
Aceptar que vamos a tener que convivir con este tipo de trabajo, solo es cuestión de tiempo. En el momento en que cualquier empresa supera la barrera de la presencialidad absoluta (fase de aceptación), los empleados ganan en flexibilidad y las empresas- con especial énfasis en los departamentos de recursos humanos- pierden las limitaciones geográficas a la hora de incorporar talento.
El reto está en ser capaces de adelantarnos a las transformaciones tecnológicas, ya que estas supondrán nuestra perduración en el tiempo. Con la mirada puesta en las multinacionales, podemos intuir los cambios que las empresas van a necesitar para implementar el teletrabajo en el día a día y para ello, es imprescindible digitalizar cada proceso. Conociendo el tejido empresarial de nuestro país, el cual se compone mayormente de pequeñas y medianas empresas, se puede adivinar un proceso de digitalización más rápido. Esto es así porque, contrario a lo que se suele pensar, las pymes juegan con la ventaja de ser más rápidas en cuanto a la implementación de procesos y avances. Sin embargo, debemos ser conscientes de las implicaciones del teletrabajo y de los pasos que hay que dar para sacar partido a las transformaciones que requiere.
Con datos como los que aportaba la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre el suspenso en digitalización del más del 45% de las pymes españolas, el futuro de las pequeñas y medianas empresas va a necesitar del impulso de la digitalización. Contar con los fondos europeos para este cometido puede ser clave, aunque es recomendable tener un buen asesoramiento sobre los avances para el acceso a estos. Sin duda, son pequeños pasos que van a dar lugar a que empresas de cualquier tamaño y sector tengan cierto grado de digitalización si quieren sobrevivir y ser competitivas en su mercado particular.
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