Cuando llegamos por primera vez a un trabajo, el objetivo inicial es demostrar que encajamos en el puesto. En el departamento. En la organización. Mostrar que quienes apostaron por nosotros no se equivocaron. Y, muchas veces, esa “necesidad” de demostrar nuestra valía, hace que se cometan errores de principiante.
El primero de ellos es que, al llegar a un nuevo puesto, ya sea por la vía de la promoción interna, o a través de un proceso de selección externo, el objetivo inicial debe ser otro. Si llegas a la Dirección de RRHH como resultado de una promoción interna, primero deberás centrarte en conocer las funciones de tu nuevo rol. Pero, las reales. No las que te presentan en las entrevistas previas. ¿Cómo funciona el departamento? ¿Qué recursos tiene? ¿Con qué tecnología opera? ¿Qué resultados se obtienen en clave de eficiencia y rentabilidad? Es decir, debes hacer una auditoría completa. Medir, analizar y hacerte muchas preguntas.
Si te incorporas a la Dirección de recursos humanos, procedente de otra organización, a todo lo anterior, deberás sumar, además, un período de inmersión en la compañía. Durante este tiempo deberás centrarte en conocer la cultura de la organización, sus políticas de gestión de personal, los valores que defiende, sus workflows.
Y, sí. Reconozco que cuando llegamos de nuevas a un sitio, nos puede la prisa por empezar a dejar nuestra impronta. Mostrar nuestro sello. Nuestro “savoir faire”. Ese que convenció a los seleccionadores para que confiaran en nosotros. Y esa prisa puede hacer que quieras ponerlo todo “patas arriba”. Cambiar la estructura, la operativa, las estrategias, la tecnología…
No te lo recomiendo. La estrategia del “elefante en la cacharrería” no funciona nunca. Es mejor, probar y entender bien lo que funciona y lo que no. Y, después, empezar a tomar decisiones. Tras muchos años de experiencia y de estar en contacto con muchos directivos y directivas de RRHH, hemos llegado a la conclusión de que cambiar por cambiar, no funciona. Y, en el caso concreto de la tecnología, implica un gasto adicional e innecesario que pueda salir muy caro.
Por ejemplo, si llegas a un nuevo departamento y no te gusta el software con el que se trabaja, primero, comprueba su flexibilidad y sus posibilidades. Te sorprenderá ver cómo cambia el mismo programa cuando introduces la configuración que a ti te encaja. No tienes que cambiar de software, simplemente, porque lo utilizaba el anterior equipo. O porque no se ajusta a los criterios estéticos. O porque su cobertura funcional crees que no te convence. Habla con el resto del equipo. Y, con el proveedor tecnológico. Verás que adaptar o reconfigurar el sistema siempre es mucho más fácil que empezar con uno nuevo. Y, por supuesto, también más barato.
Entonces, se me ocurren algunas ideas que quizá te sirvan para aterrizar con éxito en el área de RRHH:
- Reconoce el terreno. Prepara un Plan de Onboarding, en el que puedas conocer las distintas áreas del negocio de la compañía. No pierdas la oportunidad de tener contacto directo con empleados que atienden en primera persona a clientes. O que se encuentran en la primera línea operativa.
- Despeja tus dudas. Pregunta y recoge información ¿Qué visión de los RRHH practica la organización: administrativa, estratégica, integral? ¿Qué percepción tiene la gente sobre la facilidad o dificultad para desempeñar sus funciones? ¿Cómo se relacionan los empleados con el área de gestión de las personas? En términos generales, ¿dirías que es una empresa ágil, flexible, dinámica o más bien intuyes una estructura demasiado rígida, jerárquica y poco transparente? ¿Está la organización, política y tecnológicamente, preparada para operar conforme a la normativa de protección de datos vigente? ¿Y, para implementar con agilidad cualquier cambio normativo o funcional al respecto?
- Aterriza a la realidad. Analiza y evalúa. Repasa los hitos más importantes de la historia reciente de la compañía y analiza cómo han afectado a las personas y al negocio. Analiza el nivel de autonomía que tienen los empleados respecto a tareas concretas relacionadas con RRHH. Comprueba si existe, por ejemplo, un Portal del Empleado. Evalúa los procesos críticos y las herramientas que se utilizan para llevarlos a cabo Identifica quick wins.
- Comparte tu proyecto. Toma decisiones. Construye relaciones de confianza con tu jefe, y con el resto de los compañeros de la Dirección. Comparte tu proyecto con el equipo y busca alianzas dentro y fuera del área de RRHH. El inicio de tu experiencia en la compañía es una oportunidad inmejorable para implicar a toda la organización en tu nuevo proyecto de RRHH.
- Ponte en marcha. Deja fuera los prejuicios. Recuerda que debes entender bien el contexto de la compañía y su cultura para aprovechar lo bueno y mejorar lo defectuoso. No asumas que tienes todas las respuestas. Respeta el legado del equipo de RRHH al que te sumas. Y de la persona anterior en tu puesto. El aprendizaje continuo te hará tener éxito cuando intentes cambiar procesos o implementar una nueva tecnología para gestionar Desempeño, Ausencias o Tiempo. O si lo que buscas es desarrollar el proyecto, estratégico y tecnológico, que tu antecesor no pudo llevar a cabo.
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