¿Es el desempeño de los empleados la clave del éxito de una organización? ¿Cómo podemos evaluar la calidad del trabajo de nuestros colaboradores? Un buen líder debe ser capaz de comandar a su ejército de profesionales en la dura batalla de los negocios, sorteando en ocasiones, enemigos imprevistos como la Covid-19.
Tras la pandemia, las evaluaciones de desempeño en remoto se han popularizado y convertido en nuestros mejores aliados para comprobar el grado de implicación, adaptación o resolución de conflictos de nuestra plantilla. Además, nos proporcionan información para analizar en qué forma se llevan a cabo las tareas asociadas a un proyecto, en qué tiempo y con qué éxito.
Lo cierto es que vivimos tiempos convulsos; los empleados han encontrado espacios de trabajo fuera de las oficinas y estar atentos a sus requerimientos y evaluándolos constantemente puede ser un verdadero desafío.
Para obtener feedback constante de los trabajadores es importante mantener el vínculo, estar atentos a sus comentarios y actuar asertivamente con el fin de promover su bienestar, aspecto que incide directamente en su productividad.
Contar con soportes tecnológicos nos permite mantener la conexión con los empleados y nos permite agilizar nuestros procesos de Recursos Humanos, promoviendo un buen clima laboral.
Del mismo modo, tener conocimientos sobre las capacidades profesionales y habilidades interpersonales de nuestros trabajadores nos ayudará a corregir comportamientos que van en detrimento del cumplimiento de objetivos, que merman su propia motivación o impactan negativamente en el crecimiento de nuestra compañía.
Pero, ¿cómo debemos medir el desempeño de nuestros empleados?
Las evaluaciones de desempeño han de realizarse de dos formas distintas: Cualitativamente y cuantitativamente. Esto se debe a que contar con los dos tipos de análisis nos ayudará a evitar sesgos cognitivos y tener mayor conocimiento sobre nuestro equipo.
Los sesgos cognitivos son juicios precipitados sobre una persona en base a creencias personales, religiosas, culturales, de género o edad. Si realizamos evaluaciones 360º que nos proporcionen datos medibles, pero también basados en la observación, obtendremos información completa y objetiva.
Algunos sesgos que debemos evitar
Sesgo del tiempo presente
Por norma general, los seres humanos tendemos a recordar los eventos más recientes. En el transcurso de un año pueden ocurrir demasiados acontecimientos y nuestro cerebro no será capaz de recordarlos todos. Si un gerente o mánager se basa en las acciones más recientes de un empleado para evaluarlo estará actuando bajo el “sesgo del tiempo presente”. Si la calificación es negativa, el empleado se desmotivará, aunque haya presentado mejoras a lo largo de todo el año.
Para evitarlo, lo más recomendable es evaluar a los empleados cada tres meses. De esta forma, recordaremos los eventos más importantes. Existen herramientas en el mercado que nos ayudan a evaluar a nuestros trabajadores ahorrando tiempo y obteniendo datos fiables.
Sesgo de similitud o efecto halo
Este sesgo aparece cuando hacemos valoraciones positivas a personas que se parecen a nosotros, ya sea porque tienen los mismos intereses, valores o incluso arquetipo de personalidad. Se convierte en un problema cuando, sin darnos cuenta, discriminamos según nuestra perspectiva y perdiendo total objetividad.
Realizar evaluaciones 360 grados nos permitirá ampliar la visión. Obtendremos información de otros miembros del equipo, ya sean compañeros de trabajo, managers o del propio empleado que complementarán nuestra primera impresión.
Sesgo del compromiso
En ocasiones nos vemos envueltos en este sesgo cuando evaluamos a nuestros empleados de manera positiva o negativa, independientemente de las variaciones que pueda presentar en cada una de las evaluaciones. Es decir, nos comprometemos tácitamente a mantener una valoración, sin tener en cuenta cómo ha sido su evolución a lo largo de toda la evaluación.
Es importante observar a cada uno de nuestros trabajadores, analizando sus habilidades, capacidades y potencial. Estar abiertos al cambio es el primer paso para evitar caer en este tipo de sesgo.
Está claro que todas las personas tenemos una predisposición a tener sesgos cognitivos, pero es nuestra responsabilidad actuar eficazmente para reducirlos al mínimo. El autoanálisis es el primer paso para evitarlos, formar al talento en una cultura acostumbrada a dar y recibir feedback es el segundo paso; y el tercero, es que todos los empleados tengan acceso al Plan de acción dentro del cual se han establecido las pautas para realizar las evaluaciones.
Otro aspecto importante a tener en cuenta sobre las evaluaciones de desempeño en remoto es la necesidad de contar con plataformas que nos proporcionen la tecnología adecuada para poder realizarlas. De esta manera, obtendremos información a tiempo real, global y con datos valiosos que pueden marcar la diferencia en el crecimiento de nuestro negocio.
Hoy más que nunca debemos usar la tecnología a nuestro favor y empezar a aportar estrategias basadas en información veraz que pueda ayudarnos a dedicar tiempo al talento de nuestras organizaciones.
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