¿Te conoces bien?

Sabías que, según una encuesta que realizó Gallup, el 85% de los trabajadores en todo el mundo admite que su trabajo no le satisface y que no se siente comprometido ni identificado con él?

El número de empleados descrito por esa misma empresa como “emocionalmente desconectados de sus lugares de trabajo” es del 85%. Y nada menos que el 62% de los trabajadores, se siente desconectado y poco comprometido con su empresa.

En el año 2013, la revista Forbes informó sobre una encuesta diciendo: “el trabajo es más a menudo una fuente de frustración que de realización, para casi el 90% de los trabajadores del mundo”.

¿Sabías que según una encuesta del portal de empleo Monster sólo el 17% de los encuestados alega conocer su vocación, y solo el 4% de los españoles, de entre los que no son aún empresarios, tiene «intenciones emprendedoras»?.

¿Sabías que de un informe realizado por la enfermera Australiana de cuidados paliativos Bronnie War se desprende que el principal arrepentimiento de las personas en su lecho de muerte es: “Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera”?

Y tú, ¿Quieres de verdad conseguir el éxito en tus proyectos en la vida?, ¿Cuánto estás dispuesto a dar para el logro de tus metas personales o profesionales?. ¿Crees que es importante encontrar tu misión?. ¿Tu gestión emocional te acompaña en tu camino a tus éxitos? ¿Conoces tu propósito y las metas en tu empresa?.

A lo largo de mi vida, tanto en mi experiencia personal como profesional he conocido mucha gente que se arrepiente de cosas, pero sobre todo he conocido personas que se arrepiente de esas cosas que querían lograr pero que no se atrevieron a intentar, y a veces se han dado cuenta cuando ya era demasiado tarde.

En muchas ocasiones responsabilizamos a nuestro entorno, a nuestro jefe o nuestra empresa cuando no estamos contentos con nuestro trabajo o con nuestro desarrollo profesional, cuando en realidad tenemos las herramientas para salir de ese círculo vicioso si nos está haciendo daño. Un buen líder debe saber motivar, inspirar, contagiar a su equipo, pero cuando éste no tiene esa capacidad le corresponde a la persona tomar sus propias decisiones antes de caer en la desidia y en la desconexión. En mi actividad como conferenciante, docente y formador, en mi trato diario con personas de todas las edades y profesiones, me doy cuenta de que hay mucha gente que no ha parado a conocerse, a reflexionar y a profundizar sobre sus metas y sueños, y por tanto no han dado el paso a apostar por aquello que de verdad les inspira y les mueve.

Es esa falta de conocimiento personal la que les lleva a perseguir el éxito de otros, a apostar por cosas que no los llena, lo que les aleja de la felicidad y lo que les distancia de sentirse plenos en su día a día.

¿Qué tal si despertamos, en estos difíciles momentos que todos estamos atravesando, la necesidad de revisar nuestras prioridades, profundizar en aquellas ideas, pensamientos y reflexiones personales más profundas que nos ayuden a tomar decisiones… y ver hasta dónde nos llevan?.