Llevamos ya un año hablando de todo lo que está suponiendo la pandemia en la economía y la palabra que se nos viene a la cabeza es INCERTIDUMBRE.
La mayor preocupación de los CEOS (según estudio Global C-Suite de IBM) es el crecimiento. La mayoría están centrados en recuperar los niveles de actividad de 2019.
Pero una gran parte de empresas reconoce ir tomando medidas tácticas, pero no estratégicas. Actuamos sobre la marcha, en función de lo que va ocurriendo, pero es hora de provocar desde las organizaciones lo que debe ocurrir y para esto necesitamos ESTRATEGIA.
La estrategia para el crecimiento debe ser flexible y de transformación, y debe tener en cuenta los procesos de innovación y creatividad.
La innovación y creatividad nos permite crear nuevos productos y servicios adaptados a cada momento y cada consumidor. Pero debemos estar en constante observación para provocar los cambios en los procesos que necesitamos de la manera más ágil posible. Por tanto, el pilar fundamental son las PERSONAS.
Por otro lado, una de las preocupaciones de los departamentos de personas es la retención y el compromiso de los equipos, así que esta claro que la estrategia de crecimiento pasa por poner a las PERSONAS en el centro.
Pero, ¿Cómo lo hacemos?
Uno de los pilares es la política retributiva, que nos ayuda a garantizar el equilibrio externo e interno para conseguir ser más competitivos con el mejor equipo de personas posible, a la vez que adaptamos nuestros costes a la producción.
Por un lado, el entorno incierto provoca que tengamos que estar adaptando la producción constantemente, por tanto, el modelo de retribución debería adaptarse a las necesidades de la producción. Por otro lado, la nueva reglamentación en materia de igualdad, a través de la auditoria salarial, nos ha obligado a revisar nuestras valoraciones de puestos y la política retributiva, aprovechemos para utilizarlo como herramienta de Gestión de PERSONAS.
Además, necesitamos más que nunca que la estrategia para conseguir ese crecimiento se implemente lo más rápido posible, porque quizá corramos el riesgo de llegar tarde, por tanto, tenemos que involucrar a toda la organización en su consecución, bajar la estrategia a todas las áreas y a todos los equipos de trabajo a través de la política retributiva y medir los resultados a corto plazo.
Los cambios contantes en el mercado provocan que la estrategia tenga que ser flexible y a través de los diferentes medidores que habremos diseñado para el seguimiento de su implementación, tomar decisiones de cambio. Teniendo a toda la organización involucrada en este proceso, será mucho más fácil identificar los posibles cambios en la estrategia que deberemos ir haciendo para adaptarnos al mercado. De esta manera nuestra gente nos ayuda a redirigir la estrategia y, por tanto, los cambios se producirán de una manera más ágil, al estar directamente implicados en el proceso. Además, les estaremos dando más autonomía y ganaremos su compromiso.
No olvidemos que para que este proceso tenga éxito necesitamos organizaciones maduras, dispuestas a escuchar, y equipos de trabajo responsables e involucrados en la supervivencia de la organización.
Políticas retributivas que contemplan bonus por proyecto o campaña, por mejoras en la eficiencia, por la aportación de ideas que promueven modos de trabajo que nos ayudan a ser más ágiles y que tienen en cuenta los valores motores de las personas de la organización, nos ayudaran a conseguir mayor retención y compromiso y ese crecimiento que tanto necesitamos.
Incertidumbre necesita estrategia, estrategia necesita Personas en el centro, personas en el centro necesita una política retributiva adaptada al nuevo contexto.
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