Según el libro líder en ventas Reimagining Capitalism: How Business Can Save the World (Reinventando el capitalismo: cómo las empresas pueden salvar el mundo), «las finanzas tradicionales pueden ser el obstáculo más importante para reinventar el capitalismo». Esto puede provocar un dilema ético para alguien como yo, que enseña finanzas en un centro de estudios empresariales: ¿Seré yo uno de los obstáculos? Este artículo, por tanto, pretende reflejar la compatibilidad entre las finanzas y el objetivo estratégico de las escuelas de negocios como ESCP de promover una mejora del negocio y crear un valor sostenible.
Me he esforzado en aprender más sobre las finanzas sostenibles, que es un concepto que he oído mucho, pero que, para ser sinceros, no estoy seguro de comprender bien. Lo que me parece sorprendente e intrigante es que no me haya enfrentado a la necesidad de aprender sobre finanzas sostenibles para explicarlo a mis alumnos. Para asegurarme de que no me equivocaba, miré el índice de tres libros de texto de reconocido prestigio que utilizo para mis clases (Berk/DeMarzo, 2020; Mishkin, 2018; Pilbeam, 2018), pero no encontré ese término ni ninguno similar. Con humildad decidí buscar el término “sustainable finance” «finanzas sostenibles» en Google. Uno de los primeros resultados de esta búsqueda es un enlace a un artículo de la Comisión Europea titulado Overview of sustainable finance (Descripción general de las finanzas sostenibles). Está muy bien redactado y estructurado, aunque tiene un tono algo burocrático, y lo explica todo acerca de las finanzas sostenibles. Descubrí que estaba conectado con importantes proyectos europeos, como el Plan de Inversiones del Pacto Verde Europeo, que inyectará al menos 1 trillón de euros para inversiones sostenibles a lo largo de la próxima década. Me sentí sobrepasado por toda esta información. Mi conclusión inicial fue que las finanzas sostenibles son muy importantes por la cantidad de ayudas que se van a repartir.
Veamos algunas ideas sobre este tema procedentes de Estados Unidos, y que se centran más en la autorregulación. En su publicación Reimagining Capitalism: How Business Can Save the World (Reinventando el capitalismo: cómo las empresas pueden salvar el mundo), la profesora de Harvard, Rebecca Henderson, afirma que el capitalismo ha sido magnífico, pero que, al mismo tiempo, ha supuesto enormes retos que se deben resolver, y que las empresas deben implicarse y liderar esta transformación. En mi opinión, estas ideas son, en esencia, una buena base para comenzar a mejorar el mundo empresarial. El reto para mí, como profesor de finanzas, reside en el «tercer elemento» de su método para alcanzar dicha transformación, que ella denomina «recableado de las finanzas». Describe las finanzas tradicionales como, posiblemente, «el obstáculo más importante para reinventar el capitalismo. Siempre y cuando los inversores solo se preocupen por maximizar sus beneficios…» ¿Cómo puedo complementar esto con lo que enseño?
Parece posible arrojar algo de luz al escuchar la opinión de diferentes gurús financieros sobre la maximización del valor accionarial. Berk y DeMarzo lo explican muy bien en la sección titulada The Goal of the Firm (El objetivo de la empresa): «Muchas corporaciones poseen miles de propietarios. […] Todos los accionistas estarán de acuerdo en que lo mejor es que el cuerpo directivo tome las decisiones que aumenten el valor de sus acciones». Opino que sus ideas son interesantes por dos motivos. En primer lugar, porque demuestran que el capitalismo actual permite crear diferentes tipos de empresas (unipersonales, sociedades, sociedades limitadas, etc.) en las que el objetivo no tiene que ser, ni mucho menos, maximizar el valor accionarial. En segundo lugar, como lo muestran para corporaciones públicas con miles (o millones) de propietarios, parece que la mejor manera de adaptarse a sus intereses es animar al cuerpo directivo a tomar decisiones que maximicen el valor accionarial. La solución de Berk y DeMarzo para esto se describe en la sección The Firm and Society (La empresa y la sociedad): «¿Las decisiones que aumentan el valor de las acciones de la empresa son beneficiosas para la sociedad como conjunto? La mayoría de las veces lo son. […] Cuando las acciones de la empresa suponen un daño para otros (como la polución -nota del editor), es necesario aplicar una normativa y una política pública adecuadas…». Esto destaca el papel que deben desempeñar las corporaciones y los gobiernos, que coincide bastante con la estrategia de ayudas de finanzas sostenibles de la Comisión Europea.
También resulta interesante ver lo que opina el profesor de Yale y ganador del premio Nobel, Robert J. Shiller, en su libro Las finanzas en una sociedad justa. El capítulo The Great Illusion, Then and Now (La gran ilusión, antes y ahora) es especialmente relevante: «La ilusión era (en ese entonces, nota del editor) que la conquista militar trae la prosperidad económica. Este concepto erróneo persistió», apunta, hasta el inicio de la I Guerra Mundial. «Existe un riesgo similar (hoy en día, nota del editor) en la idea de que la gente perseguirá implacablemente el beneficio empresarial, ya que esto también muestra desconfianza…». Las palabras de Shiller son meridianamente claras y especialmente interesantes para poner en contexto el libro de Rebecca Henderson. Al hablar de recablear las finanzas y de los problemas de las finanzas tradicionales, muchos lectores pueden adentrarse en lo que Shiller denomina «un ambiente de sospecha excesiva» contra el capitalismo y el sistema financiero, lo que trae como resultado «costes sociales».
Henderson también menciona en su libro «tres elementos que, afortunadamente, están en marcha […] para reinventar el capitalismo». Sin embargo, tengo la sensación de que estos elementos no están muy relacionados con la reinvención del capitalismo, sino que quizá lo estén más con el capitalismo tradicional, lo que los aproxima más al punto de vista de Shiller. El primero de los «elementos» de los que habla Rebecca Henderson son los denominados criterios ESG. En relación con esto, los profesores Philip Kotler y Gary Armstrong ya hablaban, allá por el año 2008, en la quinta edición europea de su tradicional y famoso libro, Principios de marketing, del «concepto de marketing social» y del «concepto de marketing sostenible» como una evolución natural del marketing y no como una revolución del capitalismo. El segundo «elemento» mencionado consiste en buscar fuentes alternativas de capital: los denominados inversores de impacto. Ilustra esta opinión mediante varios casos interesantes que, en mi opinión, puede tener una gran carga política y pudiéndose utilizar de manera incorrecta. Un ejemplo es Mondragón, una empresa sita en la Comunidad Autónoma Vasca. La situación política de esta hermosa región es muy compleja, con una historia de terrorismo que ha tenido implicaciones empresariales y sociales extremadamente injustas que no deberían relacionarse con la reinvención del capitalismo. El libro Patria, que se ha adaptado a la pantalla en forma de serie de HBO, explica muy bien este conflicto.
Estos asuntos siempre vienen acompañados de una gran carga política y de lucha por el poder que surge de diferentes actitudes democráticas individuales. Esto me aproxima a las teorías del liderazgo empresarial como método para buscar puntos de convergencia que faciliten la colaboración entre grupos de ciudadanos muy diversos. Resulta interesante descubrir cómo tanto Shiller como Henderson finalizan sus libros hablando del liderazgo y los valores humanos como medio para el cambio. La verdad es que todo esto es música para mis oídos. En ESCP, imparto clases sobre Total Leadership, un método desarrollado por el profesor Stewart D. Friedman de Wharton, mi alma mater. Creo firmemente en el potencial de este método de gestión para el siglo xxi y opino que tendrá un gran impacto y que ayudará a hacer del mundo un lugar mejor y más sostenible.
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