No existen dos entrevistas de trabajo iguales. Cada una posee singularidades en función del puesto de trabajo al que optemos, el sector al que nos postulemos o la persona que lidere el proceso de selección. En cambio, en todos los tipos de entrevistas (incluso las realizadas telemáticamente), la conversación se centrará en responder a tres cuestiones clave:
- Si el candidato puede realizar el trabajo, es decir, si cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria
- Si le agradan las funciones a desempeñar, de tal forma que se pueda establecer una relación duradera con la empresa
- Si el entrevistado se ajusta a la cultura de la compañía
Conociendo estos tres puntos de antemano, debemos preparar nuestras respuestas de antemano, de tal forma que podamos contestar de la mejor forma a estas cuestiones. Está demostrado que una buena preparación de la entrevista nos puede ayudar a destacar entre el resto de candidatos y, por tanto, aumentar nuestras posibilidades de éxito.
En ocasiones, caemos en el error de pensar que es mejor hacer uso de la espontaneidad del lenguaje en una entrevista de trabajo. En cambio, resulta fundamental conocer los motivos por los cuales es importante prepararse una entrevista antes de realizarla, así como cuáles son estas palabras que nos ayudarán a construir un discurso favorable. Esto lo podemos conseguir teniendo en cuenta tres factores que serán decisivos:
- En primer lugar, durante una entrevista, y en general en cualquier proceso de comunicación interpersonal, se llevan a cabo dos conversaciones simultáneamente: la conversación entrevistador-candidato y la que mantiene el candidato consigo mismo. Eso es lo que llamamos el diálogo interno.
Este diálogo afecta directamente al ritmo de la entrevista, por lo que es importante tenerlo controlado de tal forma que no afecte negativamente a nuestro desarrollo durante la misma. Si nos hablamos a nosotros mismos con palabras con connotaciones negativas o inseguras, esto se verá reflejado en el encuentro con el entrevistador. Por ello, debemos realizar una preparación previa para evitar estos pensamientos, de tal forma que esquivemos esas palabras y aumentemos nuestra confianza y seguridad.
- En segundo lugar, es importante controlar ciertas palabras a la hora de presentarnos ante el entrevistador. Las palabras que nos etiquetan pueden limitar la percepción de nuestras capacidades reales, siendo conveniente preestablecer una descripción de nosotros mismos, ya que así podremos evitar esas palabras negativas que resultan de una rápida respuesta (como, por ejemplo, “soy desordenado” o “soy impaciente”).
En su lugar, cuando nos pregunten cuál es nuestro principal defecto, debemos responder con frases como “en ocasiones puedo desordenarme por el afán de conseguir mi objetivo, pero ahora soy consciente de eso y he adoptado técnicas de priorización y manejo del tiempo de manera que cada vez me pasa menos”. De igual manera ocurre cuando hablamos de nosotros minimizando nuestra oferta profesional. Solemos utilizar frases como “casi no tengo experiencia” o “lo que hice fue muy poco”. Debemos evitar este tipo de expresiones y tratar de contar qué actividades sí hicimos y qué logramos con ellas.
- En tercer lugar, es vital conocer previamente palabras de acción que podamos utilizar durante la entrevista. A veces, los entrevistados hablan de una manera muy general y no permite al entrevistador identificar su propio aporte a la empresa o proyecto.
Tendemos a expresar nuestra experiencia de forma genérica, como puede ser “apoyo en actividades realizadas por el departamento de Gestión de Talento Humano en el marco del clima y cultura organizacional”. En cambio, durante la entrevista, debemos explicar exactamente qué se hizo, qué se esperaba y cuáles fueron los resultados obtenidos. Para ello, debemos crear nuestro discurso basado en palabras de acción en primera persona y pasado, como: diseñé, planifiqué, dirigí.
En definitiva, debemos articular y preparar un discurso que permita potenciar nuestras habilidades y experiencias, en virtud de posibles debilidades o puntos de mejora. Y es que a pesar de que el lenguaje no verbal pueda resultar mucho más impactante como hemos visto, las palabras juegan un rol muy importante en las entrevistas.
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