Ver con los ojos de los demás

– “Hola de nuevo, disculpa que te llame por teléfono a esta hora pero entendí que era buen momento para contactarte. Quería expresarte mis sentimientos con respecto al proceso de selección en el cual he participado recientemente. Debo reconocer que lo he disfrutado muchísimo desde el inicio. Es más, en algunos momentos ya me veía trabajando con vosotros y participando de las reuniones del equipo que me comentaste. Sinceramente me ha servido para ilusionarme, aprender de vuestra empresa, productos, forma de trabajo y sector. Para mí ha sido un proceso con gran carga de automotivación, cosa que creía perdida desde hacía tiempo. Sólo quería daros las gracias por vuestro tiempo, entusiasmo y quiero desearos mucho éxito.”

Tras esta cascada de información sincera, positiva y arrolladora, sólo pude reaccionar con un hilo de voz a través del micrófono del teléfono diciendo: “gracias a ti por verlo así, por expresarlo como lo has hecho y me alegro de que te haya servido. Mucho ánimo en tus próximos pasos y cuenta conmigo por si te puedo ayudar en algo.”

Al terminar la llamada me di cuenta de que estaba emocionado y sentía una necesidad imperiosa de repasar de nuevo cada una de las palabras que me habían regalado durante la conversación. Es cierto, ¿cómo lo había dejado pasar?, ese ejercicio que tantas veces me he recordado: VER CON LOS OJOS DE LOS DEMÁS, para:

• Empatizar, esa actitud tan necesaria cuando tenemos la suerte de tratar con personas,
• Tener una perspectiva más completa de esa persona: experiencias, motivaciones, plan de carrera, entender el contexto de cada momento que ha vivido,
• Conseguir amplitud de miras que me permita detectar oportunidades,
• Entender a la persona con la que estoy en contacto e interpretar correctamente sus inquietudes.

Tuve la firme intención de comentarlo con el equipo de Recursos Humanos, quizás buscando un foro donde poder desahogarme sabiendo que la dosis de motivación estaba garantizada para todos nosotros. Además, quería conocer la opinión de cada uno de ellos, me enriquecen sus comentarios; confío plenamente en ellos y su visión da color a nuestro trabajo diario.

No es fácil digerir tanto optimismo concentrado en menos tiempo y, sobre todo, tras haber sido un candidato al que descartamos del proceso de selección hacía apenas una semana. Pero se trata de una de esas oportunidades que no puedes dejar escapar para repasar el trabajo realizado y sacar conclusiones.

Parafraseando sus palabras:

– “Quería expresarte mis sentimientos”: fantástico porque hemos conseguido generar confianza para que un candidato pueda sentir cercanía y, lo que es más importante, que pueda expresar algo tan íntimo como son los sentimientos personales, lo que le llena el alma. No es fácil llegar a conocer correctamente a las personas tras el intercambio de información que se genera en un proceso de selección: CV, entrevistas, actualización, proyecto, análisis de la situación, reuniones, llamadas, más actualización, etc. Si llegamos a conectar con los candidatos, ellos confían en nosotros y así empieza a gestarse una relación que está bien encaminada hacia un posible Plan de Acogida que será más eficaz aún. Conseguimos así una gran disposición para las siguientes etapas.

– “Lo he disfrutado desde el inicio”: ¿dónde empezamos a enamorar a los candidatos? Posiblemente sea cuando, con cierta dosis de ingenio, damos forma a la descripción de la vacante, pero con un barniz de alegría y realidad. Quizás sea también el éxito de avanzar con aquellos candidatos que realmente se pueden ajustar al perfil, al menos en las primeras fases. Un buen filtrado, evitando prejuicios y condicionantes externos, puede ser la clave del éxito en los siguientes pasos. Hacer que los candidatos disfruten de un proceso de selección, ¿no se trata en sí mismo de un buen objetivo donde podemos hacer llegar los valores de nuestra empresa de una manera sencilla y clara?

– “En algunos momentos ya me veía trabajando con vosotros”: esta frase me ha hecho reír porque es lo mismo que me ha ocurrido a mi en alguna ocasión con los candidatos, ¡les estaba viendo ya integrados en el departamento! Me ha encantado que esta persona se haya querido integrar en nuestra empresa y vivirlo desde esa perspectiva. Mi gran admiración por ello.

– “Me ha servido para ilusionarme, aprender de la empresa, etc.”: hemos conseguido dar aliento a una persona, saber explicar lo que estamos buscando y que se entienda el contexto cultural y laboral en el que nos movemos. Tenemos unas necesidades y estamos intentando buscar a las personas que puedan tener el talento suficiente para hacer de esas necesidades virtudes. Un candidato alegre es una bendición para todo proceso, ahora debemos seguir estando a la altura para no defraudar y realizar todo nuestro trabajo con la delicadeza que se merece cada persona con la que tratamos.

– “Ha sido un proceso con gran carga de automotivación”: eso ya lo aporta el candidato, pero refuerza nuestra intención de generar expectativas reales siendo sinceros en cada uno de los pasos que hemos dado. Hasta el propio hecho de comunicar la decisión del descarte, puede ser una buena oportunidad para infundir optimismo, alegría y apoyo. Además, qué importante es poder detectar esa automotivación en las personas, es una gran base para una relación exitosa. Debemos aprender a detectar ese valor escondido, se trata de un gran tesoro que es complicado de aprender.

Sinceramente, creo que soy la primera persona que ha salido beneficiada de todo este proceso de selección. Una tarea que tengo entre manos ha conseguido trascenderme y generar un impacto positivo para otras personas, mi empresa y a mí mismo. No lo olvidaré.

Acabo de convocar al equipo para comentarles todo lo sucedido, me ilusiona compartirlo con ellos y que ellos también se ilusionen como me ha pasado a mí.