Cuatro tipos de líderes ante el cambio

Con la llegada de Internet, además de los continuos avances tecnológicos, los cambios se convirtieron en algo cotidiano en las empresas, lo que provocó una nueva manera de gestionar y liderar. Hace años, estos cambios tenían un proceso más sencillo, un comienzo, un durante y un final, y los líderes decidían, desde el primer momento, controlar la situación para evitar más riesgos, lo que permitió crear una ilusión de firmeza y de calma, conocida como “Mentalidad de Estabilidad”. 

En este sentido, debido a lo incómodo que es en muchas ocasiones cualquier cambio, los líderes procuran tener esta mentalidad con el fin de crear seguridad en sus equipos. Sin embargo, en el entorno actual esta reacción no es la más adecuada. De ahí que para superar los cambios con éxito, los líderes tienen que cambiar su mentalidad, pensando que el cambio es sinónimo de mejora. Deben aceptarlo como algo continuo y necesario, para aprovechar las oportunidades que pudieran surgir, “Mentalidad de Oportunidad”. En ella no se concibe el riesgo, sino permanecer en la misma posición manteniendo la confianza, en lugar de la duda. 

Así, a la hora de enfrentarse al cambio, nos encontramos con cuatro tipos de líderes. Están los presionados ante el cambio, son líderes que sienten presión y falta de control ante esta alteración, por lo que esperan a ver cuáles son las decisiones que toman los demás antes de avanzar y se abstienen de tomar medidas para evitar conflictos. Analizan las decisiones y aceptan indicaciones, aunque ellos mismos crean que no vayan a funcionar. 

Un segundo perfil son los conservadores del poder, que intentan mantener el poder y la autoridad, rechazan el cambio y se esfuerzan en proteger el pasado, para no ceder ante la crisis, con el fin de que desaparezca en un futuro próximo. Estos líderes se caracterizan por elegir no llevar a cabo acciones o sólo aquellas, que puedan controlar, basándose en historias antiguas. Suelen aceptar y después buscar razones para no cumplir con lo establecido, hacer agujeros en el plan para evitar tomar medidas y, sobre todo, criticar los esfuerzos de cambio sin ofrecer alternativas. 

El tercer tipo de líder son los controladores del cambio, estos creen que pueden controlar las crisis y el efecto que causan alrededor, crean planes detallados para sentir que tienen algo de control. Este controlador del cambio se distingue por tener una mentalidad que se diferencia por tomar decisiones de forma independiente, hacer preguntas detalladas acerca de la lentitud del progreso o resultados menores. Les gusta dar instrucciones detalladas de lo que hay que hacer, en vez de preguntar sobre lo que se ha intentado, e ignoran los planes de otros para mantener el plan suyo.

Y por último, están los líderes preparados para el cambio, que son aquellos que ven el cambio como algo normal, son líderes fuertes que analizan el entorno, se anticipan y perciben los objetivos, a diferencia de los demás que observan desafíos. Muchos de ellos elaboran un plan B y C, porque saben de las posibilidades de fallo del A. Disponen a sus equipos en la dirección y el propósito perseguido, en lugar de decirles lo que hacer, creando un entorno de aprendizaje para que las personas se adapten y cambien juntas.

Además, tienen mentalidad de oportunidad, debido a que permiten que las personas encuentren su propia razón para llevar a cabo el cambio y desarrollar la comprensión, fundamental para crear la confianza. Son líderes dispuestos a cambiar, probando nuevas tácticas e implementando un nuevo liderazgo. 

En definitiva, para estar preparados para el cambio, los líderes deben entender tanto el cómo, como el cuándo. De esta manera lo afrontarán de forma más eficaz dentro del contexto de su empresa. Además, esto funciona mejor si se reconocen las capacidades y los comportamientos que diferencian a un buen líder, debido a que identificarlos es la mejor herramienta para la gestión del cambio. Con el fin de ser previsores para la siguiente crisis, los líderes deben descubrir la respuesta que necesitan ahora mismo y encontrar la forma de ver, cómo se puede evolucionar. Así los líderes estarán más preparados y confiados para asumir el siguiente.