La cualificación profesional en el ADN de la sostenibilidad

La precipitación de la realidad que nos envuelve nos está dando la oportunidad de pararnos a reflexionar, no sólo sobre el presente, sino también sobre el futuro y cómo, de manera indefectible, la gestión de la incertidumbre de hoy va a marcar la certidumbre de mañana.

Afortunadamente, cada día tenemos sobre la mesa más y más estudios que nos facilitan tomar conciencia y, lo más importante, que nos impulsan a tomar acción de manera individual, colectiva o corporativa, marcando la senda para la sociedad y la economía.

Progreso social y prosperidad económica, probablemente nunca antes tan alineados en valores y en visión, y en los que las cuestiones sostenibilidad adquieren un peso específico en el reclamo social y, consecuentemente, en la toma de decisiones al más alto nivel de las organizaciones.

El reciente estudio realizado por PwC y WAS (Women Action Sustainability) “Sostenibilidad en los consejos y en la alta dirección”, sobre el tratamiento de los asuntos ESG en la gran empresa española, desde los consejos y la alta dirección, muestra cómo la función de sostenibilidad se arbitra en el marco de la estructura organizativa, reflejando un 52% de comisiones específicas de sostenibilidad y resaltando que sólo un 38% de los miembros del comité de dirección tienen una responsabilidad directa sobre sostenibilidad. Entre sus conclusiones, destaca que, como organizaciones, estamos en el buen camino, pero que aún nos queda mucho por andar.

Dicho estudio, a lo largo de sus recomendaciones para un nuevo escenario, reitera una clave esencial, que comparto tanto desde mi más profundo convencimiento como desde el firme compromiso que en IASE (International Association for Sustainable Economy) asumimos con la economía sostenible: la necesaria capacitación profesional en las organizaciones.

A estas alturas, parece comenzar a estar claro que la implicación corporativa con la sostenibilidad solo puede partir de un propósito y una visión estratégica que supere el cortoplacismo y con la mirada en el aporte de valor compartido, esto es, para la organización y para la sociedad.

Propósito cuya formulación y efectividad exige el compromiso directo del consejo de administración y la alta dirección, así como la implicación de todas y cada una de las personas de la organización, respondiendo conjuntamente a una propia concepción de la sostenibilidad y su materialización. Esto implica definir qué significado tiene la sostenibilidad para la organización, por qué es importante para la organización, cómo puede afectar a la organización, y cómo podemos, como organización, impactar desde la sostenibilidad.

Para dar respuesta a estas formulaciones es necesario que la sostenibilidad esté en el ADN de la organización, para lo cual es imprescindible la capacitación en materia de sostenibilidad de todas y cada una de sus personas. Desde el máximo órgano, los consejos de administración, sus consejeros, que deben liderar responsablemente y desarrollar una amplia visión sobre las nuevas oportunidades y riesgos que ofrece el marco de la sostenibilidad y los criterios ESG, para lo que requieren formación y experiencia en este ámbito a fin de facilitar y adoptar las decisiones más adecuadas. Asimismo, los perfiles de dirección estratégica, deben implementar y desarrollar con capacidad acreditada la gestión estratégica sostenible ad intra y ad extra de la organización. Y, finalmente, el resto de personas que componen la organización precisan también formación y la capacitación en materia sostenible, en esa búsqueda del máximo compromiso e identidad desde la responsabilidad individual para dotar a la organización del máximo reconocimiento social y financiero.

Es el momento de determinar y establecer el presente y el futuro de nuestras organizaciones y, tanto uno como otro, pasan por integrar en su ADN la capacitación acreditada de sus personas.

La reflexión final queda para la formulación individual, por qué y para qué la sostenibilidad es importante para mí, como persona y como miembro de mi organización.