Ser influencer o creador de contenido es una de las aspiraciones de los más jóvenes, quienes ven en esta profesión el trabajo de sus sueños. Y, si bien podemos llegar a pensar que se debe a la fama y el dinero que consiguen estos talentos digitales – que son dos grandes detonantes por supuesto – no podemos olvidar que también es debido a la libertad creativa y laboral de esta profesión.
Los influencers se dedican a crear contenidos para plataformas como Instagram, YouTube, TikTok, Twitch o Facebook; y su libertad e independencia es prácticamente total: ellos son quienes deciden qué hacer, dónde y cuándo. Y ellos mismos buscan nuevas formas de ganar dinero lanzando productos a la venta, organizando eventos u ofreciendo proyectos patrocinables a anunciantes. También deciden si trabajan o no con marcas y en qué condiciones y, no olvidemos que pueden conseguir ingresos gracias al apoyo económico de los fans. Además, lo hacen desde sus casas, en cualquier parte del mundo y en el horario que ellos deciden.
Otro motivo importante en el furor que causa esta profesión, especialmente en los niños y adolescentes, es que los influencers son los nuevos referentes de las nuevas generaciones. Es decir, los menores desean aquello que ven, entienden y conocen. Y por eso ser profesor, policía o médico también es uno de los trabajos que más mencionan cuándo se les hace la ya tan manida pregunta de “¿Qué quieres ser de mayor?”. Y es que, aunque a muchos adultos les pueda parecer incomprensible que se pueda vivir de hacer publicaciones en redes sociales, los nativos digitales han vivido consumiendo estos contenidos. Son fans de los creadores de contenido, se entretienen, divierten y conectan con ellos; por lo que no es de extrañar que también ellos quieran hacer lo mismo de mayores, para que otros puedan disfrutar con su creatividad. Además, por qué no decirlo, los influencers que triunfan son aquellos a los que notas que les apasiona lo que hacen y se divierten creando contenidos, ¿y qué hay mejor que poder vivir de tu pasión?
La otra cara de la moneda es que, detrás de la profesión de influencer hay muchas tareas que no son tan apasionantes o creativas como las que muestran en sus vídeos. Por ejemplo, temas legales, de finanzas, de grabación y edición, de marketing o de negociación con marcas. Y requiere mucho tiempo, esfuerzo y suerte conseguir destacar entre la multitud de creadores que hay en las decenas de plataformas existentes. La realidad es que los creadores suelen necesitar apoyo y contratan a agencias o profesionales como nosotros para que les ayudemos con todo aquello en lo que no son expertos. Y eso es algo que sus seguidores y futuros aspirantes a influencers, muchas veces desconocen y piensan que es fácil y rápido conseguir vivir de ello. También sobre los horarios hay muchos mitos, por supuesto que ellos mismos eligen cuándo trabajar, pero esta profesión requiere de una dedicación 24/7 porque las redes sociales no descansan. Al final, los influencers suelen tener unas jornadas laborales muy superiores a las que tendrían en otro trabajo y sin días libres.
Lo que tampoco saben es que el jefe de este negocio es más duro que cualquiera con el que puedan encontrarse en su vida laboral, porque se trata de la sociedad al completo. Millones de posibles espectadores que no dudan en seguirte si les gustas o en rechazarte sin miramientos si no les conquistas en el primer minuto. No todo el mundo es capaz de asimilar los comentarios negativos y los influencers pueden desarrollar problemas de ansiedad o de depresión; e incluso para muchos, la fama no es algo positivo porque les limita mucho su vida pública.
Y como la audiencia es quién tiene la sartén por el mango, de ella depende, precisamente, que un influencer se erija como tal y que pueda vivir de su pasión. Sin público no existiría esta profesión y, al igual que el creador de contenidos tiene libertad creativa para elegir qué publicar y en qué plataforma, libertad laboral para hacerlo donde y cuando quiera y, si tiene éxito, libertad financiera para vivir de lo que más le gusta; la audiencia tiene la completa libertad para decidir si ve o no sus contenidos. Por eso siempre digo que el contenido es rey pero la audiencia es reina.
En conclusión, ser influencer tiene muchas facetas positivas y negativas. Si tienes éxito, no hay duda de que el esfuerzo ha merecido la pena pero, incluso si no lo tienes, habrás desarrollado capacidades, habilidades y competencias que te pueden abrir las puertas a otras profesiones, como ser realizador, editor, productor, actor, presentador, experto en marketing o representante de talentos. Quién sabe, tal vez incluso ese aprendizaje te lleve a trabajar en una agencia como la nuestra.
Los comentarios están cerrados.