Una persona al otro lado del teléfono resolviéndome un problema con un pedido, su actitud tranquila, su tono de voz más que agradable, casi amistoso… me abandono a sus gestiones, a sus indicaciones, espero tranquila… problema resuelto!.. ¿te puedo ayudar en algo más?. Tengo tentaciones de inventarme algo.. no gracias.. y añado desde un lugar profundamente agradecido: lo hacéis bien hasta para resolver problemas.. No podré plasmar aquí el orgullo que reflejaba su voz al darme las gracias. En ese momento pensé que aquello era el tándem empresa-empleado que debería darse siempre a ser posible…
En general, como clientes, nos gustan las empresas innovadoras, que trabajan para adaptarse a su entorno y a las necesidades de sus clientes, comprometidas con el bienestar de sus trabajadores, con propósito: que creen en lo que hacen, en cómo lo hacen y en por qué lo hacen… y que trabajan cada día para ello, destilando coherencia…
Porque al final podemos tener maravillosas campañas de marketing pero como el contacto empresa-cliente no sea coherente con esto que la empresa “vende” acerca de quienes son y cómo trabajan, es fácil perder una parte importante de clientes.
Son estos los clientes para los que es importante estar con una empresa que en cierto modo les represente… represente sus valores, represente para ellos una forma de hacer las cosas y que su filosofía se refleje en sus productos y en sus servicios, en la actitud de sus empleados… estos clientes además de su fidelidad muchas veces resultan ser los grandes prescriptores para potenciales nuevos clientes…
Quien representa a la empresa y es más que deseable que representen todo lo anterior (valores, propósito, coherencia…) son sus empleados. Más allá de la gestión por procedimientos y de temidas encuestas de satisfacción, tal como se siente un empleado en su empresa, así se reflejará en su trabajo y así la representará…
Sentirse bien es un global, es nuestro entorno y cómo lo percibimos, y como nos sentimos con todo ello. Es verdad que al final la responsabilidad sobre como nos sentimos es de cada uno de nosotros y que debemos hacernos cargo de lo que está en nuestra mano mejorar. También es verdad que las personas que toman esta responsabilidad sobre sus vidas es fácil que si sienten que su trabajo en una empresa es un área de su vida con la que no se sienten satisfechos, lo normal es que decidan buscar el tipo de empresa que sí les ofrezca el entorno adecuado a su bienestar…
¿Y qué parte del bienestar de un empleado depende de su empresa?
El bienestar del empleado en su puesto de trabajo está indisolublemente unido a cómo percibe su entorno laboral: ambiente en la empresa, salario, beneficios que le faciliten la vida, situación económica, posibilidades de promoción etc. Y esto se refleja en su actitud, en su motivación medida por su proactividad y en su productividad, en su alineación o no con el objetivo de la empresa y en que todo esto sea obvio para el cliente y para los demás empleados.
No es difícil llegar a la conclusión de que tal como el empleado se sienta tratado en su empresa, si se siente respaldado, valorado y motivado así redundará en su actitud en el trabajo.
Una persona que se siente respaldada y valorada en su empresa es una persona más tranquila, con mejor capacidad de desenvolverse en situaciones de estrés, que empatiza con los que le rodean y resuelve conflictos con eficacia, con mayor capacidad para estar plenamente en su trabajo y desarrollarlo de forma óptima.
Los comentarios están cerrados.