“La empresa de mayor importancia en la vida de una persona debe ser la familia”. Esta afirmación procedente de una reconocida profesora de una escuela de negocios me hizo pensar en mi trayectoria profesional y sentir que estoy en el buen camino. No es sencillo para una mujer elegir entre vida personal y profesional, es posible llevar a cabo ambas empresas, aunque es cierto que factores externos no lo ponen fácil.
Las etapas no solo se suceden durante la infancia, la vida avanza y nuevos retos se presentan a diario, a banda de la edad en la que te encuentres. Si echo la mirada atrás, puedo analizar mi vida profesional desde distintos puntos de vista: el de la madurez personal y, también, desde el cambio social.
Todo ello gira entorno a las necesidades de la mujer en el mundo laboral, considero vital la independencia económica, pero a la vez ir de la mano de la consecución de proyectos personales, como, por ejemplo, el de formar una familia. No es fácil, pero es posible.
Desde mis inicios profesionales, he ido avanzando a lo largo de los años hasta encontrar el equilibrio que me permita conseguir esa autonomía, seguir desarrollando mi proyecto familiar y dar el máximo en la empresa para la que trabajo.
Mi primera experiencia laboral fue en 1993 de la mano de un contrato basura en una empresa familiar del sector industrial. No tengo un buen recuerdo de esta experiencia: mucha presión, un gran aprendizaje personal y profesional y, sobre todo, llevé conmigo grandes amigos. Aprendí a trabajar, a hacerlo bien y sobre todo la gerencia me enseñó a no ser como ellos si aspiraba a liderar un equipo en el futuro.
La empresa para la que trabajé posteriormente me enseñó a priorizar mis objetivos en la vida. Allí nacieron mis dos hijos, recuerdo mi jornada reducida y no tener tiempo para hablar con mis compañeras, porqué hacía mi trabajo habitual de 8 horas en 6. Recuerdo que la actitud poco empática de su director me vació y me convenció que ese no era mi lugar. En dos semanas conseguí un nuevo trabajo que supuso un cambio en mi trayectoria.
Puedo decir que hubo un antes y un después a nivel de confort laboral cuando salí de aquella empresa familiar y salté al sector tecnológico hacia empresas de distinto tamaño, en primer lugar, una empresa multinacional y por último en Parclick.
Los últimos 14 años colaborando en empresas tecnológicas, me ha permitido desarrollar mi perfil profesional y a la vez, ha sido posible compaginar mi vida personal con la profesional sin ningún tipo de presión laboral por mi maternidad. Hoy por tí mañana por mí.
El concepto de conciliación familiar ha ido calando entre la sociedad y la empresa a lo largo de estos años, y estoy convencida que el teletrabajo impuesto por la pandemia ha dado un empuje a la flexibilidad en las empresas más recelosas de perder a su empleado de vista. Teletrabajar y rendir es totalmente posible, es una cuestión de organización y de motivación. Dudo que un empleado no motivado, rinda en la oficina y no en su casa.
Una de las razones por la que decidí incorporarme a Parclick, además del proyecto disruptivo y el talento de sus fundadores, fue la flexibilidad total que me ofrecieron para ocuparme de mi familia que entonces necesitaba más de mí, con total confianza. Es un gran valor para el empleado y una ventaja para la empresa, que consigue captar talento fuera de su área de influencia y además incrementar el compromiso del trabajador.
Con respecto a la paridad de género, existe el compromiso por parte de las empresas para alcanzarla, pero es preciso apoyar esta iniciativa con políticas claras. Los números aún son desiguales en España, pero vamos hacia una tendencia positiva. Ya las mujeres representan el 45% de las organizaciones, aunque aun tímidamente se postulan en los puestos de dirección. Generalmente los puestos con mayor representación femenina son los de Recursos Humanos, Calidad, Marketing y Publicidad.
Me enorgullece comprobar que Parclick está a la cabeza respecto a la paridad hombre/mujer tanto en los puestos de dirección como en mandos intermedios. La complementariedad que ofrece el tándem hombre/mujer en el ámbito laboral es beneficiosa para poner en la mesa distintas visiones y abordar los proyectos y retos que presenta el entorno empresarial tan competitivo en el que nos encontramos.
Durante estos 28 años, la visión de la conciliación, la paridad y la diferencia salarial entre el hombre y la mujer ha ido estableciéndose tímidamente en la empresa española. No obstante, queda mucho trabajo por hacer, sobre todo en términos de conciencia empresarial y social. Todo ello debería ayudarse de unas políticas laborales muy definidas a conseguir este objetivo y, sobre todo, la mujer debe hacer suyo este reto y abanderar el cambio.
Así conseguiremos que “el hoy por ti, mañana por mí” forme parte de la filosofía de todas las empresas, no solo para facilitar la conciliación, sino también para potenciar la motivación sin importar el género o la edad.
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