La creatividad y el diseño como esencia del negocio

Nuestra realidad es, hoy más que nunca, visual. Todo nos entra por los ojos, y cada vez más, a través de una pantalla. El packaging de un producto nos anima a comprarlo, la estética de un programa de televisión nos invita a seguirlo, las innovaciones de puesta en escena de un telediario nos convencen para elegir esa cadena. Y así podríamos seguir con la identidad de una marca comercial, la portada de un libro o una revista, el diseño de un teléfono móvil, un anuncio publicitario, o por supuesto, la experiencia que nos ofrece una página web o una app.

Si tenemos en cuenta que la pandemia ha reducido los movimientos de los ciudadanos y acelerado de forma brutal el proceso de digitalización de las empresas, el resultado es que muchos negocios se juegan gran parte de su rentabilidad en el entorno virtual, donde el usuario no cuenta más que con los ojos para tomar decisiones. Por ello es tan importante para ellas cultivar su reputación, tener unos rasgos de identidad reconocibles y diferenciarse de la competencia para posicionar su propuesta de valor en el mercado. Y por ello, los profesionales relacionados con la creatividad digital son cada vez más demandados por todo tipo de organizaciones.

El diseño es mucho más que una cuestión de estilo. Es una cualidad que permite a las empresas acercarse a sus clientes o usuarios, acertar con sus gustos, satisfacer sus necesidades, resolver sus problemas, formar parte de su vida y llegar incluso a convertirse en algo aspiracional para ellos. Por tanto, el diseño del siglo XXI ha de ser un combinado de equilibrio perfecto entre creatividad e innovación, y es ese cóctel preciso el que puede determinar el éxito o fracaso de un producto o de un proyecto empresarial, convirtiéndose en un elemento fundamental del negocio y de las decisiones estratégicas de las organizaciones.

Este contexto ha propiciado que empresas de todos los sectores se lancen en busca de expertos en diseño digital, capaces de fusionar arte y tecnología. Más allá de su caldo de cultivo natural de las agencias de publicidad, marketing y comunicación o las empresas de desarrollo de páginas web o de aplicaciones móviles, el sector de la consultoría que trabaja en la transformación digital de las empresas también demanda estos perfiles, al igual que los bancos, las operadoras de telefonía, las empresas de creación de contenidos digitales y videojuegos, las televisiones…

Cualquier empresa que mantenga una interacción digital con clientes o usuarios, sea B2B o B2C (banca, automoción, distribución, sanidad, ocio, etc.), necesita este tipo de perfiles especializados para dar forma a sus necesidades y mejorar su experiencia de usuario respecto a la compañía a través de webs, apps, simuladores o cualquier tipo de herramienta de comunicación.

En el Centro Universitario U-tad hemos constatado que los alumnos que estudian grados relacionados no solo con diseño digital, sino también con animación y desarrollo de videojuegos, consiguen, en la mayoría de los casos, un alto porcentaje de empleabilidad. Se trata, además, de perfiles acostumbrados a trabajar en equipo, a ser flexibles, creativos y resolutivos, soft skills que cada vez son más apreciadas por la industria y el entorno empresarial. De hecho, en el último estudio ‘Empleos en auge’ de LinkedIn, los puestos de diseño y desarrollo de videojuegos aparecen como dos de las vacantes que más suelen ocuparse.

Con la pandemia, el consumo de contenidos digitales en los hogares se ha incrementado exponencialmente, y las industrias del sector no solo no han parado como han tenido que hacer otras, sino que han tenido que acelerar sus ritmos de producción, por lo que se han visto en la necesidad de contratar a nuevos profesionales; una tendencia que, creemos, continuará en los próximos meses.

Por otro lado, se trata de disciplinas cada vez más transversales que trascienden su espacio natural. Las técnicas de animación no solo se utilizan hoy día para crear largometrajes o series -que, dicho sea de paso, cada vez son de mayor calidad y están creando una industria sólida y con gran proyección en nuestro país-; también aumenta su presencia en la industria de videojuegos, en el mundo de la publicidad, en la generación de efectos visuales y de contenidos de realidad aumentada (como la que se ha colado en los informativos de las televisiones), en presentaciones de negocios, en contenidos de formación audiovisual, etc.

Por su parte, el experto en diseño y desarrollo de videojuegos no solo tiene futuro profesional en la parte más lúdica de esta industria, pues los conocidos como “serious games” se están introduciendo con fuerza en el ámbito de la medicina, la formación o incluso en el de la cultura.

En definitiva, la creatividad y el diseño marcarán, sin duda, el futuro de nuestras empresas, que necesitarán expertos altamente preparados y capaces de encontrar la fórmula mágica para conseguir la conexión emocional con el cliente.