Puede que el impulso al liderazgo femenino y la desigualdad, respecto al número de mujeres directivas, parezca un tema del pasado, algo que ya está superado. Por ello quiero compartir algunos datos, para ver dónde estamos, y saber si realmente es necesario seguir poniendo en marcha iniciativas que promuevan la igualdad, o si por el contrario damos el tema que por zanjado.
España está en el top 10 de los países, por políticas de igualdad, y es el segundo país del mundo en el porcentaje de mujeres directivas, por detrás de Polonia, pero muy por delante de Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra y naciones que podríamos pensar que están más adelantadas en este aspecto, pero no es así.
En España se gradúan cada año en las universidades más mujeres que varones. En concreto un 54% de los graduados son mujeres y el 46% son varones. Si aceptamos que la capacidad y competencia para dirigir equipos, personas y proyectos no entiende de género, deberíamos asumir que tendría que existir paridad en puestos de dirección. Sin embargo, un estudio titulado Women in Business, realizado este año, nos dice que solamente el 34% de esos puestos están ocupados por mujeres. Aunque es verdad que en 2019 este porcentaje era del 27%. En mi opinión, mejorar 7 puntos en 2 años es espectacular y demuestra que la tendencia es positiva, aunque haya todavía mucho camino por recorrer.
Si hablamos de las empresas del Ibex 35, es verdad que de las 35 empresas que lo forman, el 27% de los puestos de consejo están ocupados por mujeres, pero solamente 4 mujeres ocupan puestos de Dirección General. En igualdad, si son 35 empresas, debería ser de 17 o 18 las Directoras Generales. La realidad es que las grandes compañías contratan el mismo número aproximado de mujeres y varones para puestos en la base de la organización. Sin embargo, a medida que van subiendo y van ocupando puestos de responsabilidad, el porcentaje de varones va creciendo y el porcentaje de mujeres va disminuyendo. Aquí se demuestra que algo está todavía sin resolver.
Hasta ahora nos hemos fijado en datos de la empresa privada, y podría pensarse que en la empresa pública la situación es más favorable para el liderazgo femenino, pero no. Aquí el 70% de los puestos de dirección está ocupado por hombres, cuando en la administración pública hay más mujeres que hombres.
Un dato curioso que nos puede dar una pista de lo que está ocurriendo, es el que ofrece la consultora QS, que estudia las escuelas de negocios. Después de estudiar 225, llegó a la conclusión de que solo el 34% de los alumnos eran mujeres. Es el mismo porcentaje de mujeres que tenemos en puestos de dirección en España. En este sentido habría que preguntarse, por qué no hay más mujeres que elijan hacer una MBA, teniendo en cuenta que estos son las lanzaderas a los puestos de dirección.
Por tanto, si diriges una empresa, o si diriges el país, te corresponde crear las condiciones para que la igualdad de género sea real, que las organizaciones sean realmente una meritocracia y el 50% del talento de la población del país pueda llegar a los puestos de dirección. Y no se trata de que las mujeres directivas sean héroes, que sean tan buenas que consigan sobresalir contra viento y marea, sino que en igualdad de condiciones deberíamos tener el mismo número de mujeres que varones en puestos dirección.
Si en tu caso no estás dirigiendo ninguna empresa, ni el país, te corresponde ser parte de la solución y no ser parte del problema. Aunque es verdad que la empresa está muy lejos de una meritocracia por muchos otros temas, no solamente por el tema de género, esta disfunción en concreto la podemos y la debemos resolver.
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